El pastel de nueces es mucho más que un postre; es una tradición que evoca recuerdos de reuniones familiares, cenas festivas y momentos cálidos compartidos con seres queridos.
Cuando los días de invierno se vuelven fríos y oscuros, no hay nada mejor que el sabor fresco y vibrante del limón para iluminar el ánimo.