Rinde 24 galletas de San Nicolás en 40 minutos (25 de preparación, 15 de cocción), con una mezcla equilibrada de mantequilla, avellanas tostadas y chocolate negro que ofrece una textura crujiente por fuera y suave por dentro. Su sabor cálido y festivo las convierte en un clásico navideño ideal para compartir o regalar. La masa puede refrigerarse o congelarse fácilmente, y las galletas se mantienen frescas durante tres semanas en un recipiente hermético.

Magia invernal en cada bocado: galletas de San Nicolás con avellanas y chocolate
El equilibrio perfecto entre tradición, aroma y textura
El aroma del mantequilla fundida, las avellanas tostadas y el chocolate negro anuncia la llegada del invierno y de las fiestas. Estas galletas de San Nicolás con avellanas y chocolate combinan la sencillez de la repostería casera con el sabor profundo de los ingredientes más reconfortantes. Su textura crujiente por fuera y suave por dentro refleja la armonía entre lo clásico y lo artesanal. Perfectas para compartir, regalar o acompañar con una taza de café, estas galletas evocan la calidez de un hogar lleno de dulces recuerdos.
La base está formada por mantequilla de buena calidad, azúcar glas, harina y avellanas finamente molidas, que aportan un sabor ligeramente tostado. El toque final del chocolate negro intensifica el aroma y equilibra la dulzura con una nota sutilmente amarga. Una pizca de sal marina realza el contraste de sabores y transforma estas galletas en una delicia elegante y sofisticada, ideal para las celebraciones de diciembre.
Origen y tradición de las galletas de San Nicolás
En países como Alemania, Bélgica, Francia o España, la fiesta de San Nicolás marca el inicio de la temporada navideña. Desde hace siglos, los hogares se llenan del olor a masa recién horneada, mientras las familias preparan galletas en honor al santo protector de los niños. Con el tiempo, estas recetas se han enriquecido con ingredientes más refinados como el chocolate, la vainilla y los frutos secos, dando lugar a postres con identidad propia, símbolo de generosidad y tradición.
Cómo los ingredientes crean el sabor y la textura perfectos
Cada componente juega un papel esencial en el resultado final:
- La mantequilla aporta suavidad y un aroma irresistible.
- El azúcar glas proporciona una textura ligera y homogénea.
- Las avellanas molidas infunden un sabor cálido y tostado.
- El chocolate negro introduce profundidad y equilibrio.
- La vainilla realza la sensación de dulzura natural.
El secreto está en dejar reposar la masa en frío, lo que permite que la mantequilla se reafirme y los sabores se integren. Al hornear, se logra un contraste de bordes dorados y centro tierno, un equilibrio que define las mejores galletas caseras.
Por qué te encantarán estas galletas
- Sabor clásico y navideño con la combinación ideal de avellanas y chocolate.
- Textura delicada: crujientes por fuera y suaves por dentro.
- Perfectas para regalar o disfrutar con una bebida caliente.
- Duraderas y prácticas: se conservan frescas durante semanas.
- Una receta ideal para hornear en familia.
Variaciones creativas para personalizar el sabor
- Toque cítrico: agrega ralladura de naranja o limón para un aroma más fresco.
- Doble chocolate: une dos galletas con una capa de ganache cremosa.
- Versión especiada: incorpora canela, cardamomo o jengibre.
- Cambio de frutos secos: sustituye las avellanas por almendras o nueces.
- Decoración gourmet: baña con chocolate derretido y espolvorea con sal marina.
Conservación y preparación con antelación
Una vez frías, guarda las galletas en un recipiente hermético entre capas de papel de horno. Se mantienen perfectas hasta tres semanas y conservan su textura. La masa se puede preparar con antelación y mantener en el refrigerador hasta 48 horas, o congelar durante dos meses. Antes de hornear, solo hay que dejarla reposar toda la noche en la nevera.
Dulce tradición para celebrar el espíritu de San Nicolás
Si te apetece prolongar el ambiente festivo, también puedes preparar un desayuno especial de temporada, lleno de sabores reconfortantes que combinan a la perfección con estas galletas:
Cómo preparar un desayuno perfecto para San Nicolás
El alma de la Navidad en un aroma
El crujido delicado, el brillo del chocolate derretido y el olor de las avellanas recién tostadas resumen la esencia de la Navidad casera. Estas galletas de San Nicolás con avellanas y chocolate son más que un postre: son un gesto de cariño, un recuerdo de infancia y una forma sencilla de celebrar la alegría de compartir. Cada una lleva consigo el espíritu de la tradición y el placer auténtico del buen horneado artesanal.
- En un bol grande, batir la mantequilla y el azúcar glas hasta obtener una mezcla cremosa y aireada. Este paso es esencial para conseguir una textura suave y ligera.
- Incorporar las yemas de huevo y el extracto de vainilla, mezclando hasta que la masa sea homogénea. Las yemas aportan color y una textura más tierna.
- Tamizar la harina, el polvo de hornear y la sal marina, e incorporarlos gradualmente a la mezcla de mantequilla. Remover hasta integrar, sin sobrebatir.
- Añadir las avellanas molidas y el chocolate negro picado. Mezclar hasta que todo esté distribuido de manera uniforme. La masa debe ser firme pero manejable.
- Envolver la masa en papel de hornear y refrigerar durante 30 minutos, lo que permite que se endurezca y se desarrollen los aromas.
- Precalentar el horno a 175 °C (350 °F) y preparar una bandeja con papel de hornear.
- Formar pequeñas bolas o cortar figuras con moldes. Colocar en la bandeja, dejando espacio entre ellas, y presionar ligeramente.
- Hornear durante 12–15 minutos, hasta que los bordes estén dorados. No sobrehornear para conservar el centro tierno.
- Dejar enfriar sobre una rejilla. Una vez frías, espolvorear con azúcar glas o decorar con chocolate fundido (decoración).
- Guardar en un recipiente hermético a temperatura ambiente hasta por tres semanas.
FAQ question¿Qué chocolate funciona mejor?
Elige chocolate negro 60–70 % cacao: su amargor elegante equilibra la dulzura natural de las avellanas. Pícalo muy fino para que se reparta de forma homogénea sin crear bolsas de aire. Si prefieres un perfil más suave, mezcla 2/3 negro + 1/3 con leche; mantendrás la estructura con un resultado más cremoso.
FAQ question¿Cómo logro bordes crujientes y centro tierno?
Bate mantequilla blanda y azúcar glas hasta obtener una crema aireada (microburbujas = ligereza). Tras añadir la harina, no sobrebatir para controlar el gluten. Reposa la masa 30–60 minutos en frío, estírala a 6–8 mm y hornea a 175 °C hasta ver bordes ligeramente dorados; la calor residual termina el centro.
FAQ question¿Puedo preparar la masa con antelación o congelarla?
Sí. Envuelta bien, refrigera hasta 48 h para potenciar el aroma de avellana. Para más tiempo, forma rulos o bolitas y congela hasta 2 meses. Hornea desde frío (no tibio) para conservar la forma; si van congeladas, añade 1–2 minutos al tiempo de horno.
FAQ question¿Cómo evito que las galletas se expandan demasiado?
Pesa la harina con precisión (250 g según la base) y usa mantequilla blanda, no derretida. Tras formar, enfría la bandeja 10–15 minutos. Prefiere papel de horno frente a tapete de silicona (mejor agarre) y deja 4–5 cm entre piezas. Con calor ambiental, trabaja en tandas pequeñas y mantén el resto de la masa refrigerada.
FAQ question¿Debo tostar las avellanas y cuán finas deben molerse?
Tuéstalas a 160 °C durante 10–12 minutos hasta que estén aromáticas; deja enfriar por completo. Muele a harina fina (no a pasta); pulsa con una cucharada de azúcar para evitar que suelten aceite. Obtendrás una masa uniformemente aromática, sin zonas grasosas y con bordes limpios.
FAQ question¿Qué decoraciones aportan sabor sin excesos de dulzor?
Minimalismo efectivo: velo de azúcar glas, hilo fino de chocolate negro o avellanas tostadas picadas. Sobre galletas aún templadas, una pizca de sal en escamas realza las notas de cacao y mantiene la dulzura equilibrada.
PEKIS – chef profesional y desarrollador de recetas con más de 25 años de experiencia en cocina y repostería, especializado en gastronomía europea e internacional. Me encanta preparar galletas de San Nicolás con avellanas y chocolate, porque su aroma a mantequilla derretida, el sabor intenso del chocolate negro y el toque crujiente de las avellanas tostadas capturan a la perfección el espíritu acogedor y dulce de las fiestas de invierno.
El aroma del chocolate derretido, la mantequilla dorada y las avellanas tostadas convierte cualquier cocina en un rincón acogedor de invierno. Estas galletas de San Nicolás representan la calidez de las fiestas, la tradición familiar y el placer de lo artesanal. Su equilibrio entre textura crujiente y corazón tierno las hace irresistibles, perfectas para compartir o disfrutar con una bebida caliente mientras fuera cae la nieve o el día se apaga lentamente.
Cuando el chocolate se asienta sobre la superficie y las avellanas liberan su fragancia tostada, se crea una experiencia sensorial que mezcla nostalgia, dulzura y calma. Cada bocado es una invitación a detenerse, respirar y disfrutar del momento, recordando los gestos simples que dan sentido a la temporada navideña.
Gracias a su larga conservación y su preparación sencilla, estas galletas pueden hornearse con antelación, conservarse frescas y presentarse como un regalo hecho con cariño. En una caja de lata o envueltas en papel, transmiten ese encanto casero que se siente genuino y cercano.
Su sabor profundo a avellanas y chocolate resume la esencia de la repostería invernal: ingredientes honestos, tiempo paciente y la alegría de compartir. Más que un dulce, son una pequeña celebración de lo que realmente importa: el calor del hogar, la compañía y la tradición que nunca pasa de moda.
Alérgenos presentes en la receta
- Gluten (harina de trigo)
- Huevos
- Frutos secos (avellanas)
- Lácteos (mantequilla y chocolate)
Consejos para sustituir alérgenos
- Para una versión sin gluten, usa una mezcla de harinas sin gluten.
- Para una opción sin lactosa, reemplaza la mantequilla por margarina vegetal y el chocolate por uno sin leche.
- Sustituye los huevos por una mezcla de linaza molida (1 cda + 3 cdas de agua por cada huevo).
- Para evitar los frutos secos, reemplaza las avellanas por semillas de girasol o calabaza molidas.
- Vitamina E: 1.8 mg – protege las células y fortalece el sistema inmunitario.
- Vitamina B2 (Riboflavina): 0.04 mg – favorece la producción de energía.
- Magnesio: 22 mg – contribuye al buen funcionamiento muscular y nervioso.
- Hierro: 0.8 mg – ayuda al transporte de oxígeno en la sangre.
- Calcio: 16 mg – mantiene huesos y dientes fuertes.
- Potasio: 95 mg – regula la presión arterial y el equilibrio de líquidos.
- Fósforo: 55 mg – esencial para la formación de tejidos y la producción de energía.
- Flavonoides del chocolate negro: 120 mg – benefician la salud cardiovascular y reducen la inflamación.
- Compuestos fenólicos de las avellanas: 80 mg – protegen las células del daño oxidativo.
- Vitamina E (de las avellanas y la mantequilla): 1.8 mg – combate los radicales libres y mejora la salud de la piel.





