La mousse de caqui con mascarpone rinde 4 porciones y se prepara en solo 20 minutos (preparación 20, cocción 0, total 20). Combina la dulzura natural del caqui maduro con la textura cremosa del mascarpone y la ligereza de la nata montada, creando un postre suave, elegante y lleno de sabor. Ideal para preparar con antelación, se conserva perfectamente hasta 24 horas en el frigorífico, intensificando su aroma y consistencia. Servida fría con chocolate negro rallado o un toque de canela, es una delicia invernal que conquista por su sencillez y refinamiento.

Delicada combinación de caqui y mascarpone
El arte de transformar el caqui maduro en una mousse aterciopelada
La suavidad natural del caqui maduro se fusiona con la cremosidad del queso mascarpone italiano en un postre que simboliza la elegancia del invierno. Cada cucharada de esta mousse de caqui con mascarpone ofrece una textura ligera, un sabor dulce y una frescura equilibrada por un toque de cítricos. Es un postre que combina lo mejor de la tradición mediterránea con la sencillez contemporánea, ideal para cerrar una cena especial o para disfrutar en una tarde tranquila con una taza de café.
El equilibrio perfecto entre los ingredientes convierte esta mousse en una experiencia sensorial. El caqui aporta una dulzura natural y una textura cremosa, mientras que el mascarpone añade una profundidad rica y aterciopelada. La vainilla envuelve los sabores con un perfume cálido y la limón realza el color y aporta un contraste fresco. La incorporación de nata montada aporta aire y ligereza, logrando una estructura suave y sedosa que se deshace en la boca.
Origen y tradición culinaria
El caqui, conocido también como kaki o persimón, tiene su origen en Asia, donde se cultiva desde hace más de mil años. Su sabor dulce y su textura suave lo convirtieron en un símbolo de abundancia y equilibrio. Con el tiempo, esta fruta se extendió por Europa, encontrando en Italia y España un lugar ideal para crecer y formar parte de la repostería local. La unión del caqui con el mascarpone italiano nace de esa tradición mediterránea que celebra los ingredientes simples, frescos y de temporada. Hoy, esta mousse es una versión moderna de los postres invernales clásicos: ligera, refinada y naturalmente dulce.
Rasgos de sabor y textura
- Caquis maduros: aportan suavidad, dulzura y un color intenso.
- Queso mascarpone: ofrece una cremosidad rica y untuosa.
- Vainilla natural: añade aroma cálido y profundidad.
- Zumo de limón: mantiene la frescura y evita la oxidación del caqui.
- Nata montada: proporciona ligereza y textura aireada.
Por qué te encantará esta receta
- Naturalmente dulce, sin necesidad de añadir mucho azúcar.
- Textura cremosa y ligera, ideal para cualquier ocasión.
- Fácil de preparar, sin cocción ni complicaciones.
- Elegante y versátil, perfecta para cenas o celebraciones.
- Sabor equilibrado, entre la suavidad del mascarpone y la frescura del caqui.
Conservación y preparación con antelación
La mousse de caqui con mascarpone se puede preparar con 24 horas de antelación y guardar en el refrigerador, donde gana consistencia y sabor. Se recomienda conservarla en copas o vasos de postre cubiertos con film plástico. Al enfriarse, los sabores se intensifican y la textura se vuelve más firme y sedosa. Antes de servir, añade un toque final con canela, chocolate rallado o galletas trituradas tipo amaretti para un contraste de texturas. No se recomienda congelar, ya que el mascarpone podría perder su estructura cremosa.
Variaciones creativas y formas de presentación
- Con capa de chocolate: coloca una fina base de chocolate negro fundido en el fondo del vaso antes de añadir la mousse.
- Versión especiada: incorpora una pizca de canela, nuez moscada o cardamomo para darle un toque cálido e invernal.
- Con textura crujiente: intercala galletas trituradas o frutos secos tostados entre las capas.
- Toque cítrico: sustituye el limón por ralladura de naranja para un aroma más suave y perfumado.
- Decoración gourmet: decora con pistachos picados, virutas de chocolate o un hilo de miel para darle un acabado sofisticado.
Una experiencia sensorial única
La mousse de caqui con mascarpone captura la esencia del invierno con su textura aterciopelada y su sabor naturalmente dulce. La armonía entre la fruta y la crema crea un postre elegante que equilibra ligereza, frescura y suavidad. Cada bocado revela un contraste sutil entre lo afrutado y lo cremoso, convirtiéndose en un momento de auténtico placer gastronómico. Servida fría, transmite esa sensación de confort y sofisticación que define los mejores postres artesanales.
- Preparar el caqui: Pelar los caquis, quitar las semillas y triturar la pulpa hasta obtener un puré fino y cremoso. Reservar.
- Mezclar el mascarpone y el azúcar: En un bol grande, batir el mascarpone con el azúcar glas y el extracto de vainilla hasta conseguir una textura suave y homogénea.
- Añadir el limón: Incorporar el zumo de limón recién exprimido para realzar el sabor y mantener el color brillante del puré.
- Montar la nata: En otro bol frío, batir la nata hasta que se formen picos suaves. No batir en exceso para conservar la ligereza.
- Combinar las mezclas: Incorporar la nata montada al mascarpone con movimientos envolventes. Añadir el puré de caqui en dos partes, mezclando suavemente para mantener el volumen.
- Refrigerar y servir: Repartir la mousse en copas individuales y refrigerar al menos 2 horas para que se asiente la textura y se intensifiquen los sabores.
- Decorar antes de servir: Justo antes de servir, espolvorear con canela, virutas de chocolate o galletas amaretti trituradas.
FAQ question¿Qué caqui es mejor: Fuyu o Hachiya?
El más fiable es el Hachiya completamente maduro (muy blando, casi gelificado). También sirve un Fuyu muy maduro si está claramente suave al tacto. Lo esencial es una pulpa tierna y rica en pectina para lograr un puré fino. Si notas fibras, tritura y pasa por un tamiz. Evita la fruta dura: un caqui poco maduro aporta astringencia y textura arenosa.
FAQ question¿Cómo evito que la mousse quede aguada?
Trabaja con nata muy fría, móntala hasta picos suaves y mezcla con movimientos envolventes para no desinflar. Un toque de zumo de limón equilibra la dulzura y ayuda a conservar el color. Si la pulpa está muy líquida, réducela brevemente a fuego bajo (y deja enfriar) o escúrrela antes de incorporarla. Refrigera 2–4 horas para que la estructura asiente.
FAQ question¿Puedo prepararla sin azúcar añadido?
Sí. Los caquis maduros aportan dulzor natural. Reduce u omite el azúcar glas y apóyate en vainilla y cítricos para amplitud aromática. Si necesitas un plus, añade pequeña cantidad de miel o sirope de arce al mascarpone. Usa edulcorantes líquidos con moderación para preservar la textura aireada.
FAQ question¿Con qué puedo sustituir el mascarpone?
En versión láctea: queso crema (suavizado) o ricotta (muy batida y, si hace falta, pasada) para un resultado más ligero. Sin lácteos: queso crema vegano combinado con crema de coco montada. Busca una base cremosa y estable y mantén todos los componentes bien fríos para conservar la forma.
FAQ question¿Con cuánta antelación puedo prepararla y cómo la guardo?
Puedes hacerla con hasta 24 horas de antelación. Reparte en copas, cubre y refrigera para proteger aroma y superficie. Añade la decoración (virutas de chocolate, canela, amaretti) justo antes de servir para que se mantenga crujiente y fresca. No congeles, el mascarpone puede separarse al descongelar.
FAQ question¿Necesito gelatina para que cuaje bien?
No es necesario. Con nata bien montada y mezcla delicada obtendrás una mousse estable sin gelatina. Solo si la pulpa es muy acuosa o quieres capas nítidas y cortables, hidrata 2–3 g de gelatina, fúndela suave y templa con un poco de puré antes de integrar. En condiciones normales, un buen enfriado basta para una textura sedosa y de cuchara.
Me encanta trabajar con frutas de temporada, y el caqui siempre ha sido uno de mis ingredientes favoritos para crear postres suaves y con personalidad. A lo largo de los años he aprendido a equilibrar su dulzura natural con la cremosidad del mascarpone, logrando una mousse ligera y elegante que combina textura y sabor en perfecta armonía. Es una de esas recetas que preparo cuando quiero algo sencillo, pero con ese toque especial que transforma un día común en un momento de placer.
PEKIS – chef profesional y desarrollador de recetas con más de 25 años de experiencia en cocina y repostería, especializado en gastronomía europea e internacional.
Cada cucharada de mousse de caqui con mascarpone combina la suavidad del invierno con el brillo de los frutos maduros. Su textura aterciopelada y su dulzura natural crean una sensación de equilibrio perfecto entre lo cremoso y lo fresco. El sabor del caqui se funde con la cremosidad del mascarpone, aportando un toque de elegancia a cada bocado.
La magia de este postre reside en la sencillez de los ingredientes y en la armonía de sus sabores. No requiere cocción ni complicaciones, solo la precisión de unas buenas proporciones y el respeto por los tiempos de enfriado. Servida en copas transparentes con virutas de chocolate o un toque de canela, se convierte en un postre digno de cualquier mesa festiva.
La combinación de mascarpone, caqui y nata montada demuestra cómo la textura y el sabor pueden unirse para crear algo verdaderamente especial. Su ligereza y cremosidad hacen que cada porción se disfrute sin prisa, con una sensación de confort y sofisticación.
Servida fría, esta mousse representa la esencia del invierno: calidez, suavidad y elegancia en equilibrio. Es un placer sencillo que transforma un ingrediente cotidiano en una experiencia inolvidable.
Alérgenos presentes en la receta
- Leche (mascarpone, nata)
No contiene gluten.
Consejos para sustituir alérgenos y eliminar el gluten
- Sustituir el mascarpone por queso crema sin lactosa o tofu sedoso para una versión sin lácteos.
- Utilizar nata vegetal para montar (soja o coco) en lugar de nata tradicional.
- Todos los demás ingredientes son naturalmente sin gluten.
- Vitamina A: 980 µg – favorece la salud ocular y fortalece el sistema inmunitario.
- Vitamina C: 18 mg – estimula la producción de colágeno y mejora las defensas naturales.
- Calcio: 110 mg – esencial para la salud ósea y la función muscular.
- Potasio: 270 mg – contribuye al equilibrio de líquidos y al buen funcionamiento del corazón.
- Magnesio: 18 mg – ayuda al metabolismo energético y reduce el cansancio.
- Betacaroteno: 1,2 mg – protege las células contra el daño oxidativo.
- Polifenoles: 45 mg – tienen propiedades antiinflamatorias y protectoras celulares.
- Flavonoides: 22 mg – favorecen la salud cardiovascular y mejoran la circulación sanguínea.