Listo en 140 minutos y pensado para 4 porciones, el cuello de cerdo al horno con ajo y hierbas combina una textura tierna y jugosa con un aroma profundo a romero, tomillo y ajo asado. La cocción lenta con vino blanco y caldo de pollo crea una salsa natural llena de sabor y equilibrio. La carne marmoleada conserva toda su jugosidad y una fina capa crujiente en la superficie. Perfecto para comidas familiares o cenas especiales, se conserva fácilmente y mantiene su sabor incluso al día siguiente, servido frío o recalentado.

Asado de cuello de cerdo con hierbas aromáticas y ajo
Un plato tierno, dorado y lleno de aromas mediterráneos
El cuello de cerdo al horno con ajo y hierbas representa lo mejor de la cocina casera: sabores profundos, aromas cálidos y una textura jugosa y tierna que se logra solo con paciencia y buenos ingredientes. El secreto está en la cocción lenta, que permite que la grasa marmoleada del cerdo se funda lentamente, impregnando cada fibra con su sabor natural. Mientras tanto, el ajo asado, el romero y el tomillo llenan la cocina de una fragancia irresistible, prometiendo un plato con un sabor equilibrado entre lo rústico y lo refinado.
Este corte, a menudo subestimado, se transforma en una auténtica delicia cuando se cocina a baja temperatura. Su textura suave y melosa, combinada con el toque ligeramente crujiente de la superficie, crea un contraste perfecto. El jugo de cocción, enriquecido con vino blanco y caldo, se convierte en una salsa natural que realza el sabor sin cubrirlo, manteniendo la esencia del producto.
La miel aromática del ajo asado, la frescura de las hierbas y la ligera acidez del vino crean una sinfonía gustativa que envuelve el paladar. Cada bocado es equilibrado, cálido y reconfortante. Es el tipo de plato que evoca recuerdos de almuerzos familiares de domingo o de reuniones donde la comida se convierte en un momento de unión y placer.
Origen y herencia culinaria
El cuello de cerdo asado es una receta tradicional en muchas cocinas europeas, desde la Mediterránea hasta la del centro de Europa. En España, se suele preparar con vino blanco y romero; en Alemania, con mostaza y cerveza; y en Italia, con hierbas frescas y vino tinto. Es una receta que ha sobrevivido al tiempo porque combina tres virtudes esenciales: sencillez, sabor y textura. La versión al horno con ajo y hierbas refleja la esencia de la cocina tradicional adaptada a un gusto moderno.
El secreto de la ternura perfecta
La clave de este plato está en una cocción lenta y constante. A medida que el calor penetra, el colágeno del cerdo se transforma en gelatina, haciendo que la carne se vuelva extremadamente tierna. La reacción de Maillard, generada por un breve dorado inicial, añade una capa de sabor tostado y una corteza crujiente irresistible.
El toque de vino blanco o caldo no solo mantiene la humedad durante la cocción, sino que además da lugar a una salsa sedosa y equilibrada. El resultado final es una carne tierna, jugosa y llena de matices, perfecta para acompañar con verduras asadas, puré de patatas o pan artesanal para mojar en la salsa.
Por qué te encantará este plato
- Sencillo de preparar con ingredientes naturales y cotidianos.
- Carne jugosa y tierna gracias a su cocción lenta y homogénea.
- Aromas intensos y frescos de ajo, romero y tomillo.
- Versátil: ideal para comidas familiares o cenas especiales.
- Mejor al día siguiente, cuando los sabores se asientan y se intensifican.
Equilibrio de sabores e interacción de los ingredientes
- El ajo aporta dulzura y suavidad tras el horneado, sin agresividad.
- Las hierbas aromáticas —romero, tomillo, orégano— dan frescura y notas terrosas.
- El aceite de oliva ayuda a dorar y realzar el sabor natural del cerdo.
- El vino blanco añade acidez y profundidad, creando una salsa ligera y aromática.
- La sal marina y la pimienta negra equilibran el conjunto, potenciando el umami del cerdo.
El resultado es un equilibrio perfecto entre textura y aroma: una carne que se deshace al cortarla, una salsa brillante y una fragancia herbal que impregna todo el plato. La armonía entre el dulzor del ajo y la intensidad de las hierbas convierte este asado en una experiencia sensorial completa.
Variantes creativas
- Mediterránea: con ralladura de limón, alcaparras y orégano.
- Alemana: con mostaza, comino y cerveza rubia.
- Asiática: con salsa de soja, miel y jengibre.
- Barbacoa: con pimentón ahumado y sirope de arce para un acabado caramelizado.
Conservación y preparación anticipada
El cuello de cerdo asado puede prepararse con antelación y conservarse hasta tres días en el refrigerador, bien cubierto o en un recipiente hermético. Al recalentarlo, añadir un poco de jugo de cocción o caldo para mantener su jugosidad. También puede disfrutarse frío, en lonchas finas para bocadillos o ensaladas, ya que los sabores se intensifican al reposar.
Cuello de cerdo, ajo, hierbas, asado al horno, cocción lenta
El cuello de cerdo al horno con ajo y hierbas resume la esencia de la cocina casera: respeto por los ingredientes, cocción paciente y búsqueda del sabor auténtico. La combinación del ajo dorado, las hierbas mediterráneas y el vino blanco convierte un corte humilde en un plato digno de celebración. Es una receta que une tradición y gusto contemporáneo, pensada para disfrutarla con calma y compartirla con quienes más importan.
- Preparar la carne: Secar el cuello de cerdo con papel de cocina y retirar el exceso de grasa, dejando una fina capa para conservar la jugosidad.
- Hacer el adobo: En un bol, mezclar el aceite de oliva, el ajo, el romero, el tomillo, la mostaza Dijon, el pimentón, la ralladura de limón, la sal y la pimienta.
- Marinar: Cubrir la carne con la mezcla y dejar reposar al menos 1 hora a temperatura ambiente o toda la noche en el refrigerador para intensificar el sabor.
- Precalentar el horno: Calentar el horno a 170°C (340°F). Colocar la carne en una fuente resistente al calor.
- Sellar y asar: Asar la carne sin cubrir durante 20 minutos hasta que se dore ligeramente. Añadir el vino blanco y el caldo, cubrir con papel de aluminio y cocinar durante 90 minutos.
- Dorar la superficie: Retirar el papel, rociar la carne con sus propios jugos y cocinar otros 10 minutos para lograr una capa dorada y crujiente.
- Reposar y servir: Retirar del horno, cubrir ligeramente con papel de aluminio y dejar reposar durante 10–15 minutos antes de cortar. Decorar con perejil y servir con la salsa del fondo.
FAQ question¿Qué temperatura de horno e interna funcionan mejor para el cuello de cerdo?
Para una cocción uniforme y jugosa, hornea a 170 °C (340 °F) hasta alcanzar 68–70 °C en el centro; reposa 15 minutos para subir por inercia térmica a 72 °C. Si buscas una textura muy melosa que se deshilacha, cocina tapado y más tiempo hasta 88–92 °C, y termina destapado unos minutos para dorar la corteza.
FAQ question¿Sellar antes de hornear o solo horneado?
Un sellado rápido (2–3 min por lado) activa la reacción de Maillard, aportando corteza profunda y sabor tostado. Si no sellas en sartén, empieza 15–20 min a 200 °C (392 °F) sin tapar para dorar, luego baja a 170 °C (340 °F) y cubre. Ambas vías preservan un interior tierno y jugoso.
FAQ question¿Qué marinada o rub realza mejor el sabor?
Mezcla equilibrada de aceite de oliva, ajo, romero, tomillo, sal marina y pimienta negra, con un toque de mostaza Dijon y pimentón ahumado. El aceite vehiculiza aromas, la sal sazona en profundidad, y hierbas + mostaza aportan complejidad aromática. Marina toda la noche para máxima penetración (o 1 hora si vas justo de tiempo).
FAQ question¿Cómo evitar que se seque durante el horneado?
Crea un ambiente húmedo: añade vino blanco y caldo a la fuente, cubre tras el dorado inicial y rocía cada 30–40 minutos. Elige un corte bien marmoleado, evita pasarte de la temperatura objetivo y deja reposar para redistribuir jugos; las lonchas quedarán suculentas.
FAQ question¿Se puede preparar con antelación y cómo recalentar bien?
Sí. Conserva entero o en lonchas hasta 3 días en frío, bien envuelto. Recalienta cubierto a 150 °C (302 °F) con un poco de caldo hasta que esté caliente al centro; termina destapado unos minutos para reactivar la corteza. Los restos son ideales en sándwiches, ensaladas, wraps o en dados dentro de una salsa en sartén.
FAQ question¿Qué sustituciones funcionan si falta algún ingrediente?
Cambia caldo de pollo por caldo de verduras; vino blanco por zumo de manzana + un chorrito de vinagre para mantener la acidez; usa hierbas secas en ⅓ de la cantidad de frescas; sustituye mantequilla por aceite de oliva para versión sin lácteos; si no hay Dijon, emplea mostaza suave con una punta de miel para un perfil suave-picante similar.
Con los años, preparar cortes lentos de cerdo se convierte en una experiencia casi terapéutica: el tiempo, el aroma y el calor del horno hacen su parte. El cuello de cerdo con ajo y hierbas demuestra que la paciencia transforma los ingredientes más simples en algo realmente especial. El olor del ajo asado, el romero y el tomillo llenando la cocina es una promesa de sabor profundo y de carne tierna y jugosa, de esas que se deshacen con el tenedor. Cocinarlo es más que seguir pasos; es dejar que el tiempo revele lo mejor de cada ingrediente.
PEKIS – chef profesional y desarrollador de recetas con más de 25 años de experiencia en cocina y repostería, especializado en gastronomía europea e internacional.
El cuello de cerdo al horno con ajo y hierbas concentra toda la esencia de la cocina casera: tiempo, aroma y equilibrio. Durante la cocción lenta, la grasa marmoleada del cerdo se funde con las hierbas frescas y el ajo asado, creando una textura tierna, jugosa y dorada, imposible de replicar con prisas. Cada minuto en el horno aporta profundidad y transforma los ingredientes simples en una experiencia llena de carácter y autenticidad.
El vino blanco, el romero y el tomillo se combinan para dar un aroma cálido, con notas ligeramente dulces y terrosas. Mientras tanto, la costra caramelizada en la superficie contrasta con la suavidad interior, logrando un equilibrio entre crujiente y meloso. Es una receta que evoca momentos familiares, con el olor del asado llenando la casa y el sonido de la carne reposando antes del primer corte.
Su versatilidad lo convierte en un plato perfecto para cualquier ocasión: servido recién hecho, es un festín cálido y reconfortante; en frío, conserva un sabor aún más concentrado y profundo. Cada loncha mantiene su jugosidad y el perfume de las hierbas, ideal para bocadillos, ensaladas o platos de aprovechamiento.
En el fondo, este asado representa lo mejor de la cocina tradicional: paciencia, sencillez y respeto por los ingredientes. Cuando el ajo, el vino y las hierbas se funden con la carne, nace un sabor que trasciende lo cotidiano y se convierte en pura emoción gastronómica, hecha para compartir y disfrutar sin prisa.
Alérgenos presentes en la receta
- Leche – presente en la mantequilla.
- Mostaza – presente en la mostaza Dijon.
Sin gluten: Sí, naturalmente sin gluten.
Consejos para sustituir los alérgenos y el gluten
- Sustituir la mantequilla por aceite de oliva para una versión sin lácteos.
- Reemplazar la mostaza Dijon por mostaza sin gluten o una mezcla suave con un toque de miel para mantener el equilibrio de sabor.
- Vitamina B1 (tiamina) – 0.8 mg – favorece el metabolismo energético.
- Vitamina B6 – 0.7 mg – ayuda al metabolismo de las proteínas.
- Vitamina B12 – 1.3 µg – contribuye a la formación de glóbulos rojos.
- Zinc – 4.2 mg – fortalece el sistema inmunológico.
- Hierro – 2.1 mg – esencial para el transporte de oxígeno en la sangre.
- Fósforo – 260 mg – mantiene la salud ósea y dental.
- Selenio – 32 µg – protege las células del estrés oxidativo.
- Betacaroteno – 0.2 mg – promueve la salud ocular y cutánea.
- Vitamina E – 2.4 mg – ayuda a proteger las células frente a los radicales libres.
- Polifenoles (de las hierbas) – 18 mg – contribuyen a la salud cardiovascular y reducen la inflamación.





