Las Galletas Linzer caseras con relleno de mermelada combinan una masa suave de mantequilla y almendra con un corazón brillante de fruta que aporta un contraste dulce y ligeramente ácido. Su textura tierna y delicadamente crujiente recuerda a la repostería tradicional centroeuropea, inspirada en la famosa Linzer Torte austríaca. Cada galleta, con su ventana central y su acabado de azúcar, captura el espíritu cálido de las celebraciones familiares y los sabores que evocan hogar y temporada festiva.
A lo largo de los años, descubrir pequeños gestos marca una gran diferencia al preparar Galletas Linzer caseras con relleno de mermelada. Enfriar la masa más tiempo del habitual ayuda a conseguir una textura más tierna y definida, y elegir una mermelada con un punto ácido realza aún más el sabor de la almendra y la mantequilla. Un corte limpio y un horneado justo hacen que cada galleta tenga ese aspecto clásico y elegante.
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Galletas artesanales con corazón de fruta y aroma de almendra
Una experiencia dulce que une tradición, textura y momentos compartidos
La primera mordida deja una sensación cálida y casi nostálgica: una capa suave y ligeramente crujiente, seguida por un centro de mermelada brillante que estalla con un toque ácido y dulce al mismo tiempo. Las Galletas Linzer caseras con relleno de mermelada combinan la delicadeza de una masa enriquecida con frutos secos y la viveza de una confitura que aporta color, aroma y un punto de frescor irresistible. La textura es única: bordes firmes, interior tierno, un equilibrio que recuerda a las pastelerías clásicas de Europa Central donde cada galleta cuenta una historia de invierno, hogar y celebración.
El origen de estas galletas se remonta a la reconocida Linzer Torte de Austria, famosa por su uso de almendras o avellanas molidas y su relleno de frutas rojas. Con el tiempo, su esencia se transformó en un formato más pequeño y accesible, perfecto para reuniones familiares, bandejas navideñas y tardes frías en las que el aroma de una masa de mantequilla recién horneada convierte la cocina en un refugio. Son galletas que han sobrevivido siglos por su sencillez y su carácter elegante: un pequeño círculo central revela la mermelada como una joya comestible.
La masa adquiere su personalidad gracias a ingredientes que se complementan entre sí. El contenido de mantequilla aporta suavidad y un sabor profundo. Las almendras molidas generan una capa de fragancia cálida y una textura más frágil, casi arenosa. La mermelada —frambuesa, grosella o albaricoque— introduce una nota vibrante que contrasta con la riqueza del conjunto. Esta unión crea una galleta que no es excesivamente dulce: es equilibrada, refinada y perfecta para acompañar una bebida caliente.
Estas galletas combinan muy bien con otras especialidades tradicionales europeas. Si buscas otra preparación de textura suave y perfil aromático similar, tienes disponible también la receta de Croissants de vainilla, una opción que comparte la ligereza, la mantequilla aromática y el encanto nostálgico de la repostería clásica.
Conservación y preparación con anticipación
Estas galletas mantienen su forma y sabor durante varios días gracias a su masa rica en grasa y al uso de mermelada espesa. La masa cruda puede reposar en frío para obtener una textura más firme y un corte más preciso. También puede prepararse con antelación y conservarse bien envuelta. Las galletas montadas suelen mejorar tras unas horas, ya que la mermelada suaviza ligeramente el interior sin ablandar los bordes.
Identidad sensorial de ingredientes clave
Cómo afectan la textura, el aroma y la estructura
- Mantequilla: aporta untuosidad, aroma cálido y un efecto fundente.
- Almendras molidas: intensifican el sabor, dan profundidad y una textura frágil característica.
- Azúcar: equilibra la masa y favorece la caramelización ligera en los bordes.
- Harina: estructura la masa sin perder suavidad.
- Mermelada: resalta el contraste entre dulzor, acidez y color, creando el sello visual de las Linzer.
Por qué te encantará esta receta
- Textura tierna con bordes ligeramente crujientes
- Aroma de almendra que envuelve toda la galleta
- Relleno de mermelada que aporta color y equilibrio
- Presentación atractiva, perfecta para celebraciones
- Versatilidad, ideal para regalar o acompañar un café
Variaciones creativas
- Cambiar la mermelada por grosella, arándano o albaricoque.
- Sustituir almendra por avellana molida para un sabor más tostado.
- Añadir una pizca de ralladura de limón o naranja a la masa.
- Crear recortes de diferentes formas según la estación o la ocasión.
- Espolvorear con azúcar vainillado para un toque aromático extra.
Enfoque semántico: galletas Linzer, repostería tradicional austriaca, masa de almendra, galletas con mermelada
Las Galletas Linzer se distinguen por su armonía de texturas y por el contraste entre la masa rica y el centro afrutado. Representan una tradición centenaria que combina sencillez, elegancia y una mezcla de ingredientes que resaltan mejor juntos que por separado. Son un ejemplo perfecto de cómo la repostería europea puede trasladar emociones y recuerdos en cada bocado.
- Batir la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla suave y esponjosa. Añadir el huevo, el extracto de vainilla y la ralladura de limón, mezclando hasta integrar.
- Combinar la harina con las almendras molidas e incorporarlas poco a poco hasta formar una masa uniforme y blanda.
- Formar un disco, envolverlo y refrigerarlo durante 60 minutos para que la masa se compacte.
- Precalentar el horno a 175°C (347°F).
- Estirar la masa hasta un grosor de 3–4 mm (0.11–0.15 inch). Cortar 48 discos y hacer un recorte central en la mitad de ellos.
- Colocar las piezas en una bandeja con papel de hornear.
- Hornear de 10 a 12 minutos o hasta que los bordes estén ligeramente dorados. Dejar enfriar por completo.
- Extender la mermelada de frambuesa sobre los discos completos y cubrir con los discos recortados para formar las galletas tipo sándwich.
- Espolvorear con azúcar glas justo antes de servir.
FAQ question¿Cómo evitar que la masa de galletas Linzer se vuelva demasiado pegajosa?
La masa de las galletas Linzer tiende a ser más blanda por su alto contenido de mantequilla y almendra molida, por lo que se calienta rápido y puede volverse pegajosa si se manipula en exceso. Para controlarlo, es fundamental refrigerar bien la masa, al menos 60 minutos, y trabajar con porciones pequeñas mientras el resto permanece en la nevera. Se puede espolvorear muy ligeramente la superficie y el rodillo con harina, pero sin excederse para no perder la textura tierna y delicadamente arenosa. Si las formas empiezan a deformarse, conviene colocar la bandeja con las galletas ya cortadas en frío unos minutos antes de hornear para conservar bordes limpios y bien definidos.
FAQ question¿Qué mermelada es mejor para las Galletas Linzer caseras con relleno de mermelada?
La opción más clásica es la mermelada de frambuesa, porque su acidez natural equilibra la riqueza de la masa a base de mantequilla y almendra. También funcionan muy bien la grosella o el albaricoque, cada una con un matiz distinto de dulzor y color. Lo más importante es que sea una mermelada espesa, no demasiado líquida, para que no se salga durante el horneado ni reblandezca las galletas. Si es muy fluida, se puede reducir unos minutos a fuego suave hasta lograr una textura más densa, brillante y estable en el centro de la galleta.
FAQ question¿Por qué algunas galletas Linzer quedan duras en lugar de tiernas?
Una textura dura suele indicar exceso de harina o amasado prolongado. Cuando la harina se mezcla demasiado tiempo, se desarrolla más gluten y la masa pierde su carácter frágil y arenoso, acercándose a una textura de galleta dura. Para conseguir galletas tiernas y que se deshacen en la boca, conviene mezclar solo hasta que la masa se una y evitar añadir harina de más al estirar. Usar mantequilla a temperatura adecuada, batir bien mantequilla y azúcar y luego manipular la masa con suavidad ayuda a mantener una miga fina y delicada.
FAQ question¿A qué grosor se debe estirar la masa de las galletas Linzer?
El equilibrio ideal entre borde ligeramente crujiente y interior tierno se consigue estirando la masa a unos 3–4 mm (0.11–0.15 inch). Si se deja demasiado fina, las galletas pueden quedar frágiles, secas y romperse con facilidad, sobre todo al rellenarlas. Si se dejan muy gruesas, pueden perder elegancia y necesitar más tiempo de horneado, con riesgo de que los bordes se tuesten en exceso. Mantener un grosor uniforme asegura una cocción homogénea y una mordida equilibrada y agradable.
FAQ question¿Se pueden preparar las Galletas Linzer con antelación para fiestas o celebraciones familiares?
Son perfectas para planificar con antelación. La masa se puede preparar uno o dos días antes y conservar bien envuelta en frío. También es posible congelar la masa en forma de disco y dejarla descongelar en la nevera antes de estirarla. Las galletas horneadas sin relleno se mantienen bien varios días en un recipiente hermético, y se pueden rellenar con mermelada más cerca del momento de servir. Después de montadas, mejoran tras unas horas de reposo, ya que la mermelada ayuda a suavizar ligeramente el interior sin estropear el borde.
FAQ question¿Cómo evitar que las galletas Linzer pierdan su forma en el horno?
Para conservar las formas y la ventana central bien definida, es esencial trabajar con una masa fría y firme. Después de cortar los discos y las piezas con el centro calado, es muy recomendable colocar la bandeja en la nevera o incluso en el congelador durante unos minutos antes de hornear. También conviene no usar bandejas calientes y asegurarse de que el horno esté bien precalentado, de modo que la estructura se fije rápidamente. Una receta equilibrada en mantequilla, harina y almendra molida ayuda a que las galletas mantengan su silueta, a la vez que conservan esa textura fina, arenosa y elegante característica de las Linzer.
Cada lote de Galletas Linzer caseras con relleno de mermelada reúne la calidez de una masa de mantequilla con el brillo ácido y dulce de la fruta. La armonía entre la textura tierna y ligeramente crujiente y el aroma suave de la almendra crea una experiencia que se disfruta tanto en celebraciones como en momentos tranquilos en casa. Son galletas que evocan tradición, invierno y cocina casera.
El equilibrio de sabores depende de detalles sencillos pero importantes: enfriar bien la masa, elegir una mermelada espesa y cortar cada disco con precisión. Estos pasos ayudan a obtener un resultado estable, con bordes definidos y un interior suave y aromático, donde cada bocado resalta el contraste entre mantequilla y fruta.
Su carácter clásico las convierte en una opción ideal para compartir en familia, preparar en días festivos o regalar en bandejas artesanales. La ventana central que deja ver el relleno aporta un toque visual elegante y reconocible, haciendo que cada galleta tenga personalidad propia.
Gracias a su buena conservación y a la estabilidad de su textura, se adaptan perfectamente a la preparación anticipada. Entre la mermelada brillante, la masa delicada y el toque final de azúcar, ofrecen una combinación que sigue siendo atemporal y entrañable.
Alérgenos presentes en la receta
- Huevos – presentes en la masa
- Lácteos – mantequilla con proteínas lácteas
- Frutos secos – almendras molidas
- Gluten – harina de trigo
Sustituciones para eliminar alérgenos y gluten
- Huevos: sustituir por 50 g de puré de manzana o un reemplazo comercial
- Lácteos: utilizar mantequilla vegetal
- Frutos secos: reemplazar las almendras por harina de avena
- Gluten: usar una mezcla de harina certificada sin gluten
- Vitamina E (mg): 1.2 – apoyo antioxidante
- Calcio (mg): 18 – contribuye a la salud ósea
- Hierro (mg): 0.5 – interviene en el transporte de oxígeno
- Magnesio (mg): 6 – favorece la función muscular
- Potasio (mg): 40 – interviene en el equilibrio de líquidos
- Antocianinas (mg): 8 – procedentes de la mermelada de frambuesa
- Flavonoides (mg): 12 – contribuyen a la protección celular
- Ácidos fenólicos (mg): 4 – apoyan el bienestar general





