Las patatas smashed súper crujientes convierten patatas nuevas hervidas en bocados dorados con bordes crujientes e interior tierno, impregnados de aceite de oliva, mantequilla, ajo y hierbas frescas. Inspiradas en técnicas rústicas donde se aplastaban patatas cocidas para darles más textura, esta versión moderna ofrece un contraste espectacular y un sabor profundamente reconfortante.
Un truco que nunca falla para lograr patatas realmente crujientes es dejar que se sequen al aire unos minutos después de hervirlas; ese pequeño gesto crea las grietas perfectas que luego se doran intensamente en el horno. Añadir las hierbas frescas al final mantiene su aroma vivo y fresco. PEKIS – chef profesional y desarrollador de recetas con más de 25 años de experiencia en cocina y repostería, especializado en gastronomía europea e internacional.

Patatas crujientes aplastadas para noches cálidas y sabrosas
El acompañamiento dorado que convierte una patata sencilla en algo irresistible
Crujidos que se rompen al mínimo toque, bordes súper crujientes, interiores tiernos y esponjosos, y un aroma profundo de aceite de oliva, mantequilla, ajo y hierbas frescas que llena la cocina: así llegan a la mesa las patatas smashed, convertidas en pequeñas joyas doradas que desaparecen del plato antes que el plato principal. Basta una ligera presión para que cada patata cocida revele grietas y superficies irregulares, perfectas para convertirse en un mosaico de puntas doradas que capturan toda la intensidad del horno.
Lo que nació como una forma práctica de reutilizar patatas cocidas acabó transformándose en una preparación viral, difundida por su mezcla de rusticidad y textura espectacular. La tradición de aplastar patatas existe desde hace años en distintas cocinas europeas: se hervían, se aplastaban y se doraban para obtener más sabor con muy pocos ingredientes. La versión moderna añade técnica y carácter: alta temperatura, más superficie expuesta, grasa aromatizada y un toque final de parmesano o de hierbas frescas.
Cuando se busca una alternativa más cremosa o un acompañamiento igual de popular, existen platos que completan perfectamente esta idea. Para un contraste suave y cálido, está disponible el El mejor gratinado de patatas, que apuesta por capas tiernas y una textura aterciopelada. Y para quienes prefieren una preparación en sartén con un toque caramelizado de cebolla, también existe el clásico Patatas salteadas con cebolla – primero cocidas y luego doradas en sartén, otra forma deliciosa de transformar la humilde patata en una guarnición memorable.
Por qué gustan tanto estas patatas smashed
- Textura doble: bordes crujientes e interior meloso.
- Sabor profundo gracias al ajo, la mantequilla y las hierbas.
- Versatilidad total: ideales con carne, pescado, verduras o platos vegetarianos.
- Apariencia rústica pero sofisticada, perfecta para ocasiones casuales o especiales.
- Pocas técnicas, gran resultado.
Cómo influyen los ingredientes en el resultado final
Las patatas nuevas o de textura firme mantienen su forma al aplastarlas y dan un interior tierno después del horneado. El aceite de oliva y la mantequilla aportan el dorado intenso y el sabor profundo, mientras que el ajo confiere un aroma dulce y tostado. El romero, el tomillo o el perejil fresco añaden frescura y contraste aromático. El toque final de parmesano añade crujido y una nota salina equilibrada.
Conservación y preparación con antelación
Este plato permite organizarse con facilidad. Las patatas pueden hervirse con antelación, guardarse en frío y aplastarse justo antes del horneado. Una vez cocinadas, pueden recalentarse en el horno caliente o en una freidora de aire, recuperando gran parte de su crujido original.
Identidad culinaria: patatas doradas, hierbas frescas, ajo tostado, grasas aromáticas
Elementos que definen el carácter del plato:
- patatas firmes
- ajo aromático
- grasa con sabor (aceite de oliva y mantequilla)
- hierbas frescas
- calor intenso del horno
Variantes creativas
- Versión quesera: parmesano, pecorino o cheddar para un acabado más salado y crujiente.
- Versión mediterránea: ajo, limón y perejil para un toque fresco.
- Versión picante: chile en escamas, pimentón ahumado o aceite picante.
- Versión herbal: añadidos de cebollino, romero o eneldo al final para mantener su aroma.
- Versión cremosa al servir: acompañar con salsa de yogur y ajo, crema de hierbas o alioli.
Por qué este plato funciona tan bien
- Aporta textura que contrasta con cualquier plato principal.
- Admite personalización, desde ligera hasta intensa.
- Luce bien en fotos y en la mesa, gracias a sus formas irregulares y su dorado intenso.
- Combina con todo, desde cenas rápidas hasta celebraciones.
Lo que hace especial a estas patatas smashed
La combinación de técnica sencilla y resultado espectacular convierte estas patatas en una guarnición que destaca en cualquier comida. El contraste entre bordes crujientes e interior suave, potenciado por el sabor del ajo, el aceite de oliva y el parmesano, crea una experiencia que es tanto rústica como moderna. Cada bandeja que sale del horno cuenta una historia de sencillez, calidez y sabor concentrado, y por eso se han convertido en un imprescindible en mesas de todo el mundo.
- Cocer las patatas
Colocar las patatas en una olla grande, cubrir con agua fría y añadir una pizca de sal. Llevar a ebullición y cocinar a fuego suave hasta que estén tiernas pero sin deshacerse, unos 12–15 minutos. Escurrir y dejar que el vapor elimine la humedad sobrante. - Preparar el horno y la bandeja
Precalentar el horno a 220 °C (428 °F). Cubrir una bandeja grande con papel de horno o engrasarla ligeramente con aceite de oliva. - Aplastar las patatas
Distribuir las patatas en la bandeja y aplastarlas suavemente con el fondo de un vaso o un prensapurés hasta formar discos irregulares. Las grietas y bordes rugosos crearán el crujiente característico. - Sazonar y añadir grasa
Mezclar el aceite de oliva, la mantequilla derretida, el ajo, el romero y el tomillo. Añadir sal fina y pimienta negra. Repartir esta mezcla sobre cada patata, asegurando que penetre en todas las hendiduras. - Hornear hasta que queden doradas
Hornear durante 25–30 minutos, hasta que los bordes estén muy dorados y el fondo crujiente. Añadir el parmesano en los últimos 5 minutos para obtener una capa sabrosa y ligeramente crujiente. - Terminar con hierbas frescas
Al sacar la bandeja del horno, espolvorear con perejil fresco y, si se desea, un toque de ralladura de limón. Ajustar la sal al gusto. - Servir
Servir de inmediato para disfrutar del contraste entre el centro tierno y el exterior súper crujiente.
Conservación y recalentado
- Guardar en un recipiente hermético en la nevera hasta 3 días.
- Recalentar en el horno a 200 °C (392 °F) o en freidora de aire para recuperar el crujido.
FAQ question¿Cómo conseguir que las patatas smashed queden realmente crujientes?
El secreto está en combinar patatas bien cocidas pero firmes, secado al aire y horneado a alta temperatura. Después de hervirlas, es importante escurrirlas y dejarlas unos minutos en el colador para que pierdan humedad. Al aplastarlas, se crean bordes irregulares que ofrecen más superficie al calor. Un buen baño de aceite de oliva y mantequilla derretida permite que el horno a unos 220 °C (428 °F) las convierta en patatas de bordes súper crujientes y centro tierno.
FAQ questionQué tipo de patata es mejor para hacer patatas smashed súper crujientes?
Funcionan mejor las patatas nuevas o de textura firme, de tamaño pequeño o mediano. Mantienen su forma al hervir y al aplastarlas no se deshacen en puré. La piel fina aporta una capa extra de textura crujiente cuando se hornea. Las patatas muy harinosas pueden romperse demasiado y las muy grandes tardan más en cocerse de forma uniforme. Lo ideal es elegir patatas de tamaño similar para que todas se cocinen y se doren al mismo tiempo.
FAQ questionSe pueden preparar las patatas smashed con antelación?
Sí, son perfectas para una preparación en dos fases. Primero se pueden hervir las patatas, escurrirlas y guardarlas en la nevera una vez frías. Justo antes de servir, se colocan en la bandeja, se aplastan, se aliñan con grasa y especias y se hornean hasta que queden crujientes. Así es más fácil organizar cenas o comidas con invitados. Las sobras también se pueden recalentar en horno o freidora de aire, recuperando buena parte de su crujido original.
FAQ questionQué temperatura y tiempo de horno son ideales para esta guarnición viral?
Una temperatura alrededor de 220 °C (428 °F) suele ser la más eficaz. A este nivel, las patatas consiguen un dorado intenso en la superficie sin que el interior se seque demasiado. Si el horno está demasiado bajo, las patatas se ablandan pero no se doran; si está demasiado alto, el ajo y el queso pueden quemarse antes de que el centro esté en su punto. Vigilar los últimos minutos y ajustar el tiempo según el color ayuda a lograr patatas smashed doradas y crujientes.
FAQ questionCómo variar el sabor de las patatas smashed sin perder el crujiente?
La base no cambia: patata hervida, aplastada, bien engrasada y horneada fuerte. A partir de ahí, se puede jugar con distintos toques. Para un clásico, se usan ajo, romero, tomillo y parmesano. Para algo más fresco, funcionan bien limón, perejil y aceite de oliva suave. Si se busca un perfil más potente, se pueden añadir pimentón ahumado, copos de chile o aceite picante. Las salsas frías, como yogur con ajo, crema de hierbas o alioli, se sirven aparte para que las patatas sigan súper crujientes.
FAQ questionPor qué a veces las patatas smashed se pegan a la bandeja y cómo evitarlo?
Suelen pegarse cuando hay poca grasa o la bandeja no está bien preparada. Lo mejor es usar papel de horno o engrasar ligeramente la superficie con aceite. Después de aplastarlas, conviene pincelar bien cada patata con la mezcla de aceite y mantequilla, insistiendo en la base y los bordes. También es importante no moverlas demasiado pronto: una vez que se forma una costra dorada, se despegan con mucha más facilidad. Así se evita romperlas y se conserva ese fondo crujiente que hace tan especiales a las patatas smashed.
Las patatas smashed súper crujientes aportan una combinación irresistible de bordes dorados e interior suave, creando una experiencia que se siente casera y especial al mismo tiempo. Su aroma a ajo, mantequilla y hierbas frescas llena la cocina antes incluso de sacarlas del horno, invitando a todos a la mesa.
El proceso sencillo —hervir, aplastar y hornear a alta temperatura— convierte un ingrediente cotidiano en una guarnición llena de carácter. Cada grieta y cada borde expuesto se transforma en una zona extra crujiente, mientras el interior conserva su textura tierna y cremosa. Ese contraste las hace destacar junto a carnes, pescados o platos vegetarianos.
La versatilidad aromática permite adaptarlas a cualquier ocasión. Un toque de limón, una capa de parmesano o una mezcla de hierbas frescas cambia por completo el perfil sin complicaciones. También combinan bien con salsas frías que aportan frescura sin alterar su crujido característico.
A lo largo del tiempo, estas patatas han ganado un lugar especial en las mesas modernas porque equilibran simplicidad, sabor y textura perfecta. Son uno de esos platos que unen a la gente y hacen que cada comida se sienta un poco más cálida y memorable.
Alérgenos presentes en la receta
- Lácteos: mantequilla y parmesano.
- Lactosa: presente de forma natural en los productos lácteos.
- Gluten: no presente de forma natural (revisar condimentos si hay alta sensibilidad).
Consejos para eliminar alérgenos y gluten
- Sin lácteos / sin lactosa: sustituir la mantequilla por aceite de oliva y omitir el parmesano o usar un queso alternativo sin lactosa.
- Sin gluten: utilizar parmesano certificado sin gluten y revisar mezclas de especias.
- Versión vegana: usar solo aceite de oliva y queso vegetal opcional.
- Vitamina C (mg): 20 – contribuye a la protección celular.
- Vitamina B6 (mg): 0.5 – apoya el metabolismo energético.
- Potasio (mg): 900 – esencial para la función muscular.
- Hierro (mg): 1.5 – favorece el transporte de oxígeno.
- Calcio (mg): 80 – ayuda al mantenimiento de huesos fuertes.
- Compuestos fenólicos (mg): 40 – ayudan a proteger contra el estrés oxidativo.
- Carotenoides (mg): 0.3 – benefician la visión.
- Vitamina E (mg): 1.5 – apoya la protección celular.





