Ensalada de calabacín a la parrilla con feta – Ideal para comidas ligeras

Sabores mediterráneos en cada bocado

Una ensalada fresca, sencilla y llena de contrastes

La ensalada de calabacín a la parrilla con queso feta es una de esas recetas que combinan lo mejor de la cocina saludable con el placer de comer bien. Perfecta para quienes buscan opciones ligeras, nutritivas y con personalidad, esta ensalada se ha convertido en una favorita tanto en comidas informales como en cenas veraniegas al aire libre. Su punto fuerte radica en la sencillez de sus ingredientes y en la armonía de sabores que logran juntos: la suavidad del calabacín a la parrilla, la salinidad cremosa del queso feta, el toque ácido del limón y la frescura de las hierbas aromáticas.

El calabacín, cuando se asa correctamente, desarrolla un sabor dulce y ligeramente ahumado que aporta profundidad al plato sin necesidad de salsas pesadas ni elaboraciones complejas. Cada rodaja, dorada con las clásicas marcas de la parrilla, se convierte en una base perfecta para absorber los sabores del aderezo, compuesto por aceite de oliva virgen extra, limón fresco, ajo picado y especias suaves. La feta desmenuzada no solo añade un contraste visual con su blanco brillante, sino que proporciona ese sabor salado e intenso que convierte una simple ensalada en una experiencia completa.

Este plato es ideal para quienes siguen una alimentación baja en carbohidratos, ya que se compone esencialmente de verduras frescas y grasas saludables. Además, es muy fácil de preparar, lo que lo hace perfecto para cualquier día de la semana. Se puede servir templado, recién salido de la parrilla, o frío, lo que lo convierte también en una excelente opción para preparar con antelación.

La incorporación de cebolla morada en tiras finas añade un leve picor y textura crujiente que equilibra la suavidad de las verduras. Por su parte, el uso de menta fresca o albahaca introduce una nota herbal refrescante que redondea el perfil de sabor y potencia el carácter mediterráneo del plato.

Además de deliciosa, esta ensalada es visualmente muy atractiva. Las rodajas de calabacín marcadas, el queso feta brillante, los toques morados de la cebolla y el verde vibrante de las hierbas frescas hacen que cualquier plato luzca gourmet con el mínimo esfuerzo. No requiere utensilios especiales ni técnicas avanzadas, lo que la convierte en una receta accesible para todo tipo de cocineros.

Otra ventaja es su gran versatilidad. Se pueden agregar ingredientes según disponibilidad o gusto personal: tomates cherry, pimientos asados, garbanzos cocidos o incluso granos como quinoa o cuscús. Estas variantes no solo enriquecen el sabor, sino que también aportan diferentes nutrientes y convierten la ensalada en un plato principal más completo.

Prepararla en casa asegura un resultado más fresco y saludable que las versiones envasadas o de restaurante. Controlar la cantidad de sal, el tipo de aceite o incluso usar una feta artesanal o ecológica son decisiones que hacen una gran diferencia en la calidad final. A su vez, permite adaptarla a diferentes necesidades dietéticas, como una versión sin lactosa o incluso vegana con sustitutos de queso vegetal.

En definitiva, esta ensalada con calabacín a la parrilla y feta ofrece todo lo necesario para satisfacer el paladar sin dejar de lado la salud: sabor, textura, frescura y facilidad de preparación. Es un plato que respira verano, huerta y tradición, con todo el atractivo de la cocina mediterránea moderna. Ideal para acompañar carnes a la parrilla, servir como entrante en una cena con amigos o disfrutar como plato único en días de calor.

Ingredientes de la receta
Calabacines 600 g (1.3 lb)
Aceite de oliva 30 ml (2 tbsp)
Zumo de limón 20 ml (1 ½ tbsp)
Ralladura de limón 1 g (¼ tsp)
Ajo 1 diente picado (3 g / 1 tsp)
Sal 3 g (½ tsp)
Pimienta negra molida 1 g (¼ tsp)
Queso feta 150 g (5.3 oz)
Cebolla morada 50 g (1.8 oz)
Hojas de menta fresca 10 g (⅓ oz)
Opcional: piñones tostados 20 g (0.7 oz)
La cantidad producida por la receta.
Porciones: 4
Instrucciones de preparación
  1. Preparar los calabacines: Lava los calabacines y córtalos en tiras longitudinales de aproximadamente 1 cm (⅓ inch) de grosor. Colócalos en un bol grande y añade la mitad del aceite de oliva (15 ml / 1 tbsp), junto con la mitad de la sal (1.5 g / ¼ tsp) y la pimienta (0.5 g / ⅛ tsp). Mezcla bien para que queden uniformemente cubiertos.
  2. Asar los calabacines: Calienta una parrilla o sartén tipo grill a fuego medio-alto. Cocina los calabacines durante 3–4 minutos por cada lado hasta que estén tiernos y bien marcados. Retira del fuego y deja enfriar ligeramente.
  3. Preparar el aderezo: En un recipiente pequeño, mezcla el resto del aceite de oliva (15 ml / 1 tbsp), el zumo de limón (20 ml / 1 ½ tbsp), la ralladura de limón (1 g / ¼ tsp), el ajo picado (3 g / 1 tsp), la sal restante (1.5 g / ¼ tsp) y la pimienta restante (0.5 g / ⅛ tsp). Bate hasta emulsionar.
  4. Montar la ensalada: Corta la cebolla morada en tiras finas. Desmenuza el queso feta. Pica la menta fresca. En una fuente grande, distribuye los calabacines asados, luego añade la cebolla, el queso feta y la menta. Vierte el aderezo por encima justo antes de servir.
  5. Toque final opcional: Espolvorea con piñones tostados para agregar textura y un sabor tostado característico.
Preparación
15 minutos
Cocinar / Hornear
10 minutos
Tiempo total
25 minutos

Reinventa tu ensalada: creatividad y salud en un mismo plato

Consejos esenciales para transformar una receta clásica en una experiencia más rica y equilibrada

La ensalada de calabacín a la parrilla con feta es un plato que destaca por su sencillez, pero también por su enorme potencial para ser reinterpretado. A partir de su base mediterránea, esta receta puede convertirse en una creación culinaria más completa, nutritiva o sofisticada, simplemente modificando ingredientes clave, ajustando técnicas de cocción o incorporando nuevos elementos de sabor. Aquí te presentamos distintas formas de mejorar esta receta sin perder su esencia original.

Añadir ingredientes que aporten textura y color

Una de las formas más eficaces de realzar esta ensalada es incorporar elementos que aporten contrastes de textura y sabor. Ingredientes como tomates cherry asados, pimientos rojos al horno, o incluso berenjena a la parrilla complementan muy bien el dulzor natural del calabacín, añadiendo jugosidad y color.

Si deseas añadir un toque crujiente, puedes incluir nueces tostadas, almendras laminadas o semillas de calabaza. Estas no solo aportan textura, sino también grasas saludables y minerales. Otra opción es espolvorear la ensalada con garbanzos crujientes al horno, que intensifican el valor proteico sin alterar el perfil vegetal del plato.

Para los amantes del contraste dulce-salado, una idea deliciosa es agregar higos frescos en temporada, uvas cortadas por la mitad o unos pocos granos de granada, que combinan perfectamente con la intensidad salada del queso feta.

Potenciar el sabor con hierbas y condimentos

Las hierbas frescas marcan la diferencia entre una ensalada común y una con personalidad. Aunque la menta y la albahaca son las más utilizadas, puedes experimentar con cilantro fresco, perejil liso, eneldo o incluso estragón, cada uno con un perfil aromático distintivo.

El aderezo clásico a base de limón y aceite de oliva puede evolucionar incorporando ingredientes como mostaza de Dijon, vinagre de manzana, o una cucharadita de miel para equilibrar la acidez. También puedes añadir un poco de comino molido, pimentón ahumado o una pizca de curry suave, si deseas añadir un toque exótico.

Una cucharadita de yogur natural al aderezo convierte la vinagreta en una crema suave y ácida, perfecta para quienes buscan una textura más envolvente y un toque de frescura láctea.

Por qué la versión casera siempre será mejor

Preparar esta ensalada en casa garantiza un control total sobre los ingredientes: puedes escoger calabacines de temporada, una feta auténtica con buen contenido graso, o un aceite de oliva virgen extra de alta calidad. Esto no solo mejora el sabor final, sino también la frescura y el valor nutricional.

Además, puedes ajustar la cantidad de sal, eliminar aditivos innecesarios y adaptar la receta a tu gusto o necesidades dietéticas. Esta versatilidad convierte el plato en una opción perfecta tanto para quienes siguen dietas específicas como para quienes simplemente buscan una comida saludable y sabrosa.

Errores comunes que debes evitar

Uno de los errores más frecuentes al preparar esta receta es asar en exceso los calabacines, lo que los convierte en una textura blanda y aguada. Para lograr un resultado perfecto, deben marcarse en la parrilla a temperatura alta durante pocos minutos, hasta que estén dorados por fuera pero aún firmes por dentro.

Otro fallo habitual es aliñar demasiado pronto. Si mezclas todos los ingredientes con el aderezo con demasiada antelación, las verduras pueden perder su textura crujiente y volverse demasiado blandas. Lo ideal es añadir la vinagreta justo antes de servir.

También hay que evitar sobrecargar de ingredientes. Aunque esta ensalada admite variaciones, es importante que el calabacín siga siendo el protagonista, y que los demás elementos sirvan de complemento, no de distracción.

Alternativas más saludables y adaptaciones

Para una versión vegana, puedes sustituir el queso feta por un queso vegetal a base de anacardos o tofu marinado. Ambos aportan una textura cremosa y un sabor suave que combinan bien con el resto de ingredientes.

Si deseas reducir el contenido de grasa, puedes optar por una feta light o incluso usar requesón desnatado. Y si buscas más proteínas, añade quinoa cocida, trigo sarraceno o lentejas verdes, convirtiendo la ensalada en un plato completo para una comida principal.

También puedes sustituir parte del aceite del aderezo por vinagre de sidra, jugo de limón fresco o una base de yogur bajo en grasa, reduciendo así el aporte calórico sin perder sabor.

Estacionalidad e ingredientes locales

Aprovecha las estaciones para adaptar la receta. En primavera, puedes añadir espárragos verdes o rábanos finamente cortados. En otoño, unos dados de boniato asado o setas a la plancha aportan cuerpo y sabor cálido. Usar productos frescos y de proximidad no solo es más sostenible, sino que intensifica el sabor y mejora la textura del plato.

Apoyarte en el producto local y de temporada también permite descubrir nuevas combinaciones: por ejemplo, una feta artesanal del mercado o hierbas frescas recogidas en casa pueden convertir una ensalada básica en una creación gourmet.

Consejos para la presentación y el servicio

Servir la ensalada en un plato amplio o en capas permite mostrar la belleza de sus ingredientes. Decora con unas hojas de menta enteras, un chorrito de aceite de oliva por encima y, si lo deseas, unas lascas de limón o semillas de sésamo tostadas para aportar un toque de sofisticación.

Puedes acompañarla con pan de pita tostado, hummus casero, o unas brochetas de verduras, creando un menú completo de inspiración mediterránea. Esta ensalada es mucho más que un acompañamiento: con pequeños cambios puede convertirse en la estrella de tu mesa.

Tamaño de la porción
Valores nutricionales por porción
Calorias (kcal)
215
Carbohidrato (g)
7
Colesterol (mg)
33
Fibra (g)
2
Proteínas (g)
7
Sodio (mg)
430
Azúcar (g)
5
Grasa (g)
18
Grasa saturada (g)
6
Grasa insaturada (g)
11
Grasas trans (g)
0
Alérgenos

Alérgenos y presencia de gluten:

  • Contiene lácteos (queso feta)
  • Puede contener frutos secos si se añaden piñones
  • Sin gluten

Consejos para evitar alérgenos:

  • Para una versión sin lácteos, sustituir el queso feta por una alternativa vegetal a base de tofu o anacardos.
  • Si existe alergia a los frutos secos, omitir los piñones o reemplazarlos por semillas de girasol o semillas de calabaza tostadas.
Vitaminas y minerales
  • Vitamina A: 320 µg – esencial para la vista y el sistema inmunológico
  • Vitamina C: 18 mg – ayuda a la producción de colágeno y protege las células
  • Calcio: 180 mg – importante para la salud ósea y muscular
  • Potasio: 520 mg – regula la presión arterial y el equilibrio de líquidos
  • Magnesio: 28 mg – contribuye al funcionamiento muscular y nervioso
  • Hierro: 1.1 mg – necesario para el transporte de oxígeno
Contenido de antioxidantes
  • Luteína y zeaxantina (del calabacín): 2.2 mg – protegen la salud ocular
  • Vitamina C (del zumo de limón): 18 mg – combate el daño oxidativo celular
  • Compuestos fenólicos (del aceite de oliva): ~50 mg – reducen la inflamación y el estrés oxidativo
  • Flavonoides (de la cebolla morada y la menta): ~40 mg – apoyan la salud cardiovascular y la función celular

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