Pasar al contenido principal
Pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano – Listo en 30 min

Una receta infalible para disfrutar de la pasta con pollo, ajo y parmesano

Sabor intenso, textura cremosa y preparación rápida en un solo plato

Cuando se trata de cocina casera que combina sabor, simplicidad y rapidez, pocos platos se comparan con una buena pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano. Esta receta se ha ganado un lugar especial en miles de hogares por su capacidad de satisfacer a toda la familia sin requerir largas horas de preparación. El equilibrio entre el sabor suave del pollo, la intensidad aromática del ajo y el umami del queso parmesano fresco crea una experiencia reconfortante y placentera.

Listo en tan solo 30 minutos, este plato es ideal para quienes buscan una comida completa sin complicaciones. Perfecta para días laborables, cenas improvisadas o almuerzos de fin de semana, esta receta es un clásico moderno de la cocina cotidiana.

La clave del éxito está en los ingredientes frescos y bien elegidos

Para que una receta sencilla brille, los detalles importan. El uso de pollo de buena calidad, ya sea orgánico o de corral, aporta una textura más jugosa y un sabor más profundo al plato. Lo mismo ocurre con el queso parmesano, que debe ser fresco y rallado en el momento, evitando las versiones preenvasadas que no funden igual ni aportan el mismo carácter.

El ajo fresco, sofrito en mantequilla y aceite de oliva, libera una fragancia dulce y penetrante que sirve como base perfecta para una salsa cremosa. La crema para cocinar, por su parte, debe ser entera y de textura fluida, para asegurar una emulsión suave y homogénea al integrarse con el queso.

Al elegir la pasta, variedades como fettuccine, penne rigate o linguine resultan ideales, ya que permiten que la salsa se adhiera y resalten todos los matices del plato.

Toques especiales que marcan la diferencia

Aunque esta receta en su versión tradicional ya es deliciosa, hay formas sencillas de elevar su nivel gastronómico. Un poco de jugo de limón fresco al final realza los sabores y corta la untuosidad de la crema. Si se desea un toque sofisticado, una cucharada de vino blanco seco, añadida tras el sofrito de ajo, aporta acidez y profundidad.

También se pueden incluir hierbas como albahaca fresca, tomillo o perejil picado, que no solo embellecen el plato, sino que introducen una capa de frescura que contrasta con la riqueza de la salsa. Para quienes disfrutan de un poco de picante, una pizca de chile seco molido da el toque perfecto sin opacar los sabores principales.

En cuanto a texturas, un poco de pan rallado tostado o almendras laminadas al servir pueden dar un acabado crujiente muy atractivo.

Errores comunes que conviene evitar

Una preparación aparentemente sencilla como esta puede fallar si no se cuidan ciertos detalles. Uno de los errores más comunes es cocinar la salsa a fuego demasiado alto, lo que puede hacer que la crema se separe o el queso se aglutine. Lo ideal es mantener una temperatura media-baja y remover constantemente para lograr una consistencia uniforme.

El pollo, por su parte, no debe cocinarse en exceso. Para garantizar su jugosidad, es mejor sellarlo a fuego medio hasta dorar, luego retirarlo temporalmente de la sartén y reincorporarlo una vez la salsa esté lista.

Otro punto clave es no olvidar guardar un poco del agua de cocción de la pasta. Este líquido contiene almidón que ayuda a emulsionar la salsa y mejorar la textura final, haciendo que se adhiera mejor a la pasta.

Variaciones saludables y adaptaciones posibles

Aunque es un plato cremoso, esta receta se puede adaptar fácilmente a versiones más ligeras sin perder sabor. La nata se puede sustituir por yogur griego, queso crema light o bebidas vegetales para cocinar como la de avena o soja.

En lugar de pasta tradicional, se pueden usar pasta integral, de legumbres o incluso espaguetis de calabacín, ideales para quienes buscan reducir carbohidratos o aumentar el aporte de fibra.

Agregar verduras como espinacas frescas, champiñones salteados, guisantes o tomates cherry no solo suma valor nutricional, sino que aporta color y variedad a cada bocado.

Además, para dietas sin gluten, basta con usar una pasta libre de gluten y asegurarse de que los demás ingredientes no contengan trazas. El queso parmesano se puede reemplazar por una versión vegana o incluso por levadura nutricional para un perfil similar en sabor.

Con estos pequeños cambios y consejos, la pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano se transforma en un plato versátil, fácil de personalizar y siempre lleno de sabor. Un básico de cocina casera que, con el enfoque adecuado, puede convertirse en una receta estrella en cualquier menú semanal.

Ingredientes de la receta
Aceite de oliva 30 ml (2 cucharadas / 1 oz)
Mantequilla sin sal 30 g (2 cucharadas / 1 oz)
Pechuga de pollo (sin piel ni hueso) 500 g (1,1 lb)
Sal 5 g (1 cucharadita)
Pimienta negra molida 2 g (½ cucharadita)
Ajo (picado) 4 dientes
Caldo de pollo 250 ml (1 taza / 8,5 fl oz)
Nata líquida para cocinar 250 ml (1 taza / 8,5 fl oz)
Queso parmesano (recién rallado) 100 g (1 taza / 3,5 oz)
Pasta (fettuccine o penne) 300 g (10,5 oz / aproximadamente 3 tazas crudas)
Perejil fresco (picado) 10 g (2 cucharadas / 0,35 oz)
La cantidad producida por la receta.
Raciones: 4
Instrucciones de preparación
  1. Hervir abundante agua con sal en una olla grande y cocer la pasta hasta que esté al dente (8–10 minutos). Reservar 100 ml (⅓ taza) del agua de cocción. Escurrir y reservar.
  2. Cortar las pechugas de pollo en trozos pequeños, del tamaño de un bocado.
  3. Calentar el aceite de oliva y la mantequilla en una sartén grande a fuego medio.
  4. Añadir el pollo, sazonar con sal y pimienta, y cocinar durante 6–7 minutos hasta que esté dorado y cocido. Retirar de la sartén y mantener caliente.
  5. En la misma sartén, saltear el ajo picado durante 1 minuto hasta que desprenda aroma.
  6. Agregar el caldo de pollo y llevar a ebullición. Dejar reducir ligeramente durante 2–3 minutos.
  7. Bajar el fuego, añadir la nata líquida y cocinar a fuego lento durante otros 2–3 minutos, removiendo suavemente.
  8. Incorporar el queso parmesano y remover hasta que se derrita y se forme una salsa cremosa y homogénea.
  9. Volver a añadir el pollo a la sartén junto con la pasta cocida. Mezclar suavemente hasta que todo esté bien integrado.
  10. Si la salsa está demasiado espesa, añadir un poco del agua de cocción reservada hasta obtener la textura deseada.
  11. Espolvorear con perejil fresco picado y servir inmediatamente.
Preparación
10 minutos
Cocinar / Hornear
20 minutos
Tiempo total
30 minutos

Transforma tu receta de pasta con pollo en una experiencia gourmet

Ideas prácticas para potenciar el sabor, mejorar la textura y hacer el plato más saludable

La pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano es uno de esos platos que siempre cumple: es reconfortante, sabrosa y rápida de preparar. Sin embargo, incluso los clásicos pueden perfeccionarse. Ya sea que quieras darle un giro más saludable, enriquecer su sabor o evitar errores comunes, existen muchas formas de mejorar esta receta tradicional sin perder su esencia.

Ingredientes de calidad: el primer paso hacia una mejor versión

Para lograr una receta verdaderamente deliciosa, es clave elegir ingredientes frescos y de buena calidad. El queso parmesano rallado en el momento, en lugar del preenvasado, ofrece un sabor más profundo y una mejor fusión en la salsa. Optar por pollo de corral o ecológico también aporta una textura más jugosa y un sabor más natural.

La nata para cocinar debe ser preferiblemente entera y sin espesantes añadidos. También puedes experimentar con una combinación de nata y queso crema o incluso una cucharada de mascarpone para dar más cuerpo y suavidad a la salsa.

En cuanto a la pasta, variedades como fettuccine, penne rigate o tagliatelle son ideales, ya que capturan bien la salsa y aportan una mejor experiencia en boca.

Añadir profundidad de sabor con ingredientes simples

Una manera eficaz de intensificar el perfil del plato es añadir un toque de ácido o frescor. Un chorrito de limón o una cucharada de vino blanco seco justo después de sofreír el ajo puede equilibrar la riqueza de la nata y dar una dimensión más compleja al plato.

Otra opción es incorporar hierbas frescas como albahaca, tomillo o romero, que realzan el sabor del pollo y aportan un aroma mediterráneo. Para un toque picante y cálido, unas escamas de chile seco funcionan muy bien, mientras que un poco de ajo asado en lugar de crudo puede añadir un matiz más dulce y menos agresivo.

Si quieres aportar textura, considera un topping de pan rallado tostado con mantequilla y ajo, que ofrece contraste sin alterar la receta base.

Errores comunes que pueden arruinar el resultado

Aunque esta receta parece sencilla, es fácil cometer errores que afectan el resultado final. Uno de los más frecuentes es cocinar la salsa a fuego alto, lo que puede hacer que la nata se corte o que el queso forme grumos. Lo ideal es mantener fuego medio-bajo y remover constantemente para asegurar una emulsión suave.

Otro error común es sobre cocinar el pollo, lo cual puede hacerlo seco y fibroso. La mejor técnica es dorarlo por fuera, retirarlo antes de preparar la salsa y reincorporarlo al final para que se termine de calentar sin perder jugosidad.

También es importante guardar un poco del agua de cocción de la pasta. Su contenido de almidón ayuda a integrar la salsa y a ajustar la consistencia sin necesidad de añadir más nata o grasa.

Alternativas más saludables sin perder sabor

Si prefieres una versión más ligera de la receta, hay muchas formas de ajustarla sin sacrificar el gusto. Puedes sustituir la nata por yogur griego natural, que aporta cremosidad y un toque ácido, o por una crema vegetal a base de avena o almendra.

El queso parmesano puede reemplazarse parcialmente por levadura nutricional, que ofrece un sabor similar y es apta para dietas veganas o sin lactosa.

En lugar de pasta blanca, puedes usar pasta integral, de lentejas, de garbanzos o incluso espaguetis de calabacín, lo que reduce el índice glucémico y aumenta la cantidad de fibra y proteínas vegetales.

Agregar verduras también es una excelente opción: espinacas baby, setas salteadas, brócoli al vapor o tomates cherry asados aportan color, textura y valor nutricional, convirtiendo el plato en una comida más completa.

Las ventajas de preparar esta receta en casa

Uno de los principales beneficios de esta receta es la posibilidad de controlar cada ingrediente y adaptarlo a tus preferencias y necesidades. Cocinar en casa te permite ajustar la sal, reducir la grasa, elegir productos frescos y evitar aditivos que muchas veces están presentes en las versiones comerciales.

Además, es una excelente receta para personalizar: puedes hacerla más ligera, más especiada, sin gluten o sin lactosa, todo según lo que necesites en el momento. Esta flexibilidad convierte a la pasta con pollo, ajo y parmesano en una base perfecta para una cocina creativa y funcional.

Con unos cuantos cambios estratégicos, esta receta no solo mantiene su esencia reconfortante, sino que también puede convertirse en una opción más nutritiva, versátil y sofisticada, ideal para cualquier ocasión.

Tamaño de la porción
Valores nutricionales (por ración)
Calorias (kcal)
725
Carbohidrato (g)
45
Colesterol (mg)
145
Fibra (g)
2.5
Proteínas (g)
42
Sodio (mg)
620
Azúcar (g)
3.2
Grasa (g)
42
Grasa saturada (g)
22
Grasa insaturada (g)
17
Grasas trans (g)
0.3
Alérgenos

Alérgenos presentes en la receta:

  • Lácteos (mantequilla, nata, parmesano)
  • Gluten (pasta)
  • Ajo (puede causar sensibilidad en algunas personas)

Consejos para sustituir alérgenos y gluten:

  • Utilizar pasta sin gluten (a base de arroz, maíz o legumbres)
  • Sustituir la nata y la mantequilla por alternativas vegetales (nata de avena, margarina vegetal)
  • Reemplazar el queso parmesano con queso vegano o levadura nutricional
Vitaminas y minerales

Vitaminas y minerales por ración (aproximadamente):

  • Vitamina A: 950 UI – importante para la salud ocular y el sistema inmunológico
  • Vitamina D: 25 UI – favorece la absorción de calcio y la salud ósea
  • Calcio: 220 mg – esencial para huesos y dientes fuertes
  • Hierro: 2,1 mg – contribuye al transporte de oxígeno en la sangre
  • Potasio: 580 mg – ayuda a la función muscular y cardiovascular
  • Magnesio: 48 mg – interviene en el sistema nervioso y muscular
Contenido de antioxidantes

Antioxidantes por ración (aproximadamente):

  • Alicina (del ajo): 3 mg – con efectos antimicrobianos y beneficios cardiovasculares
  • Péptidos del parmesano: 2 mg – apoyan procesos antiinflamatorios
  • Compuestos fenólicos del perejil: 1,8 mg – contribuyen a la protección celular y la desintoxicación

Recetas que vale la pena probar

Imagina una pasta suave y delicada, cuidadosamente rellena con una mezcla jugosa y sabrosa de carne y queso, que se funde perfectamente al hornearse en una salsa cremosa o de tomate. Los canelones...

Preparación:
30 minutos
Cocinar / Hornear:
40 minutos
Tiempo total:
70 minutos

Un dulce festivo con historia y tradición

Pequeñas delicias con un gran sabor

La repostería italiana es famosa en todo el mundo por sus recetas tradicionales, transmitidas de generación en...

Preparación:
15 minutos
Cocinar / Hornear:
15 minutos
Tiempo total:
30 minutos

Tradición napolitana que se hornea con amor

El Casatiello, un pan de Pascua con historia, sabor intenso y alma italiana

Cuando se habla de la gastronomía tradicional del sur de Italia, es...

Preparación:
30 minutos
Cocinar / Hornear:
60 minutos
Tiempo total:
100 minutos

Cuando pensamos en la gastronomía italiana, uno de los primeros platos que viene a la mente es la lasaña casera. Este icónico plato combina capas de pasta fresca, salsa boloñesa rica y sabrosa,...

Preparación:
40 minutos
Cocinar / Hornear:
60 minutos
Tiempo total:
100 minutos

Las yemas curadas son una joya culinaria que transforman un ingrediente simple como el huevo en un elemento sofisticado y lleno de sabor. Con una técnica ancestral que combina la sal y el azúcar,...

Preparación:
15 minutos
Cocinar / Hornear:
60 minutos
Tiempo total:
75 minutos

El sabor de lo auténtico: prepara ricotta fresca en casa como un verdadero artesano

Descubre cómo transformar leche en un queso cremoso y versátil con solo tres ingredientes

En un mundo...

Preparación:
5 minutos
Cocinar / Hornear:
25 minutos
Tiempo total:
30 minutos

Encuentra una receta