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Receta viral de pasta cremosa de pollo, ajo y parmesano

Una fusión perfecta entre cremosidad, sabor y tradición culinaria

El plato reconfortante que ha conquistado las redes: por qué esta receta es tan popular

La pasta cremosa de pollo, ajo y parmesano se ha convertido en una de las recetas más compartidas y apreciadas en los últimos tiempos, y no es difícil entender por qué. Esta combinación deliciosa de ingredientes básicos logra un resultado sofisticado, equilibrado y altamente satisfactorio. El éxito de esta preparación reside en su textura sedosa, su profundo sabor a queso parmesano, el punto justo del ajo dorado, y el pollo jugoso que aporta proteínas y cuerpo al plato.

A diferencia de muchas recetas rápidas de pasta, esta preparación logra un equilibrio notable entre riqueza y ligereza, permitiendo disfrutar de una comida completa sin sentirse pesado. El uso de nata entera para cocinar, junto con mantequilla y caldo de pollo, crea una base cremosa que se funde con el queso parmesano recién rallado para formar una salsa envolvente y sabrosa. El ajo, protagonista indiscutible, se sofríe lentamente hasta liberar su aroma característico, aportando un toque cálido y terroso sin dominar el conjunto.

El pollo, cortado en tiras finas y dorado a fuego medio-alto, añade textura y sabor al plato. Su superficie ligeramente crujiente contrasta con el interior tierno, creando una dimensión extra que transforma esta receta en algo más que un simple plato de pasta. Además, el hecho de que todo se cocine en una sola sartén permite que los sabores se integren con mayor profundidad, elevando el resultado final.

Uno de los factores que ha contribuido al auge de esta receta es su versatilidad. Puede adaptarse fácilmente a diferentes gustos y estilos de alimentación: se le pueden añadir verduras como espinacas, brócoli o champiñones, o incluso versiones más picantes con escamas de chile o pimentón ahumado. La receta también admite modificaciones más gourmet, como el uso de aceite de trufa, queso pecorino o incluso nueces tostadas para aportar un toque crujiente.

Este tipo de platos destaca también por su capacidad de ser preparado en casa con ingredientes accesibles pero de alta calidad. Utilizar un parmesano curado, pasta de trigo duro y pechugas de pollo frescas mejora radicalmente la experiencia culinaria. Además, al preparar la receta uno mismo, se puede ajustar la intensidad del ajo, la cantidad de sal, la cremosidad de la salsa y el punto de cocción de la pasta según las preferencias personales.

Un aspecto fundamental para el éxito de esta receta es la elección de la pasta adecuada. Las variedades largas como fettuccine o linguine permiten que la salsa se adhiera mejor a la superficie, creando una textura envolvente en cada bocado. El uso del agua de cocción de la pasta para ajustar la consistencia de la salsa es un truco esencial que muchos chefs caseros están redescubriendo y que marca una gran diferencia.

En términos sensoriales, este plato lo tiene todo: aroma intenso, sabor umami proporcionado por el parmesano, notas cremosas y untuosas en cada cucharada, y el contraste de texturas entre la pasta al dente, el pollo sellado y la salsa sedosa. Es ideal tanto para un almuerzo en familia como para una cena especial en pareja o entre amigos. Además, su presentación en el plato, coronada con perejil fresco picado y un toque adicional de queso, es tan apetecible visualmente como en el paladar.

Esta receta viral de pasta cremosa de pollo, ajo y parmesano no solo triunfa por su sencillez, sino por su capacidad de adaptarse a todos los niveles de cocina, permitiendo a cada persona hacerla suya. Desde cocineros principiantes hasta apasionados del arte culinario, todos encuentran en este plato un lienzo ideal para explorar sabores, aprender técnicas y disfrutar de un resultado que siempre deja una impresión duradera.

Ingredientes de la receta
Pechuga de pollo 500 g (1.1 lb)
Aceite de oliva 30 ml (2 cucharadas)
Ajo (picado) 4 dientes
Nata para cocinar 250 ml (1 cup)
Queso parmesano rallado 100 g (1 cup)
Mantequilla sin sal 30 g (2 cucharadas)
Caldo de pollo 120 ml (½ cup)
Pasta (fettuccine o linguine) 300 g (10.6 oz)
Perejil fresco (picado) 10 g (2 cucharadas)
Sal 4 g (¾ cucharadita)
Pimienta negra (recién molida) 1 g (¼ cucharadita)
La cantidad producida por la receta.
Raciones: 4 porciones
Instrucciones de preparación

Paso 1 – Preparar el pollo:
Cortar las pechugas de pollo en tiras finas. Sazonar con sal y pimienta negra.

Paso 2 – Dorar el pollo:
En una sartén grande, calentar el aceite de oliva a fuego medio-alto. Añadir el pollo y cocinar durante unos 4–5 minutos por cada lado hasta que esté dorado y cocido por dentro. Retirar y reservar.

Paso 3 – Sofreír el ajo:
En la misma sartén, derretir la mantequilla. Añadir el ajo picado y sofreír durante 1 minuto hasta que desprenda su aroma (sin que se dore en exceso).

Paso 4 – Preparar la base cremosa:
Verter el caldo de pollo en la sartén y llevar a ebullición. Incorporar la nata y cocinar a fuego lento durante 4–5 minutos.

Paso 5 – Añadir el parmesano:
Añadir poco a poco el queso parmesano rallado, removiendo bien hasta que se derrita por completo y la salsa esté suave y ligeramente espesa.

Paso 6 – Cocinar la pasta:
Cocer la pasta en una olla grande con agua salada hasta que esté al dente (unos 8–10 minutos). Escurrir y reservar 60 ml (¼ cup) del agua de cocción.

Paso 7 – Unir todo:
Volver a colocar el pollo en la sartén con la salsa. Añadir la pasta cocida y mezclar todo bien. Si es necesario, incorporar un poco del agua de cocción reservada para ajustar la consistencia de la salsa. Cocinar 2–3 minutos más.

Paso 8 – Decorar y servir:
Espolvorear el perejil fresco picado. Servir con más parmesano rallado y un toque de pimienta negra recién molida si se desea.

Preparación
15 minutos
Cocinar / Hornear
25 minutos
Tiempo total
40 minutos

Ideas creativas para elevar una pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano

Consejos útiles para transformar una receta clásica en una experiencia gourmet

La pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano se ha ganado un lugar en la cocina contemporánea gracias a su sabor intenso, textura envolvente y preparación accesible. Pero incluso los clásicos pueden mejorarse con pequeños ajustes que transforman el plato sin perder su esencia. Ya sea para resaltar el sabor, aportar equilibrio nutricional o añadir sofisticación, existen múltiples formas de llevar esta receta a otro nivel.

Jugar con la salsa: el alma del plato

La salsa es el eje central de esta preparación. Una forma sencilla de enriquecerla es combinando la nata para cocinar con un poco de queso crema o mascarpone, lo que aporta mayor untuosidad y una textura más estable. Para los que buscan un sabor más profundo, se puede añadir un chorrito de vino blanco seco o incluso una cucharadita de zumo de limón para cortar la grasa y ofrecer un contraste ácido que realce los sabores.

El queso parmesano puede complementarse o sustituirse parcialmente por variedades como pecorino romano o grana padano, que tienen un sabor más salado y picante. Esto permite ajustar la intensidad según el gusto personal y lograr un perfil de sabor más complejo.

Técnicas para mejorar el pollo y su textura

Aunque la receta tradicional utiliza pechuga de pollo, también es válido emplear contramuslos deshuesados, que resultan más jugosos y sabrosos. Para realzar el sabor, marinar el pollo en una mezcla de ajo, mostaza, hierbas frescas y aceite de oliva durante al menos 30 minutos puede hacer una gran diferencia. Esta técnica mejora la jugosidad y añade una capa aromática muy interesante.

Otra alternativa es cocinar el pollo a la parrilla o al horno antes de incorporarlo a la pasta. Esto genera una costra dorada que aporta textura y acentos ahumados al conjunto del plato.

El tipo de pasta también influye

Aunque los fettuccine y linguine son excelentes opciones, se pueden considerar otros formatos como rigatoni, penne o conchiglie, que capturan la salsa en su interior y la distribuyen mejor en cada bocado. Las pastas frescas añaden una dimensión más artesanal, mientras que las pastas integrales o de legumbres elevan el valor nutricional sin perder sabor.

Es fundamental cocer la pasta al dente y conservar un poco del agua de cocción rica en almidón. Esta agua es clave para emulsionar la salsa, facilitando una textura más ligada y sedosa.

Añadir ingredientes para enriquecer el plato

Uno de los encantos de esta receta es su capacidad para integrar nuevos ingredientes. Algunas ideas:

  • Espinacas frescas o rúcula añadidas justo al final aportan color, frescura y nutrientes.
  • Tomates secos o pimientos asados introducen una dulzura natural y un contraste de textura.
  • Champiñones salteados suman un sabor terroso y umami que combina perfectamente con el parmesano.
  • Nueces picadas o piñones tostados aportan un toque crujiente que eleva la experiencia en boca.
  • Un poco de pimienta roja, chile suave o pimentón ahumado añade profundidad y un leve toque picante.

Errores comunes y cómo evitarlos

Un error frecuente es cocinar demasiado el ajo, lo que genera un sabor amargo. Es crucial sofreírlo suavemente hasta que esté dorado, nunca quemado.
Otro error es añadir el parmesano con la salsa hirviendo, lo que puede causar que se separe la grasa del queso. Lo ideal es retirarla del fuego y agregar el queso poco a poco, removiendo sin parar.
Además, cocinar la pasta en exceso puede arruinar la textura del plato. Siempre es mejor que esté ligeramente firme, ya que seguirá absorbiendo líquido al mezclarse con la salsa.

Alternativas saludables sin renunciar al sabor

Para quienes desean aligerar el plato, se puede reemplazar la nata por una versión vegetal (soja, avena) o por yogur griego natural mezclado con un poco de agua o leche vegetal. El queso parmesano puede sustituirse por opciones veganas a base de frutos secos o levadura nutricional.

Cambiar la mantequilla por aceite de oliva virgen extra reduce las grasas saturadas y aporta un perfil más saludable sin perder el sabor. Incluir más verduras no solo mejora el aporte de fibra, vitaminas y minerales, sino que también introduce nuevos matices de sabor y textura.

Ventajas de cocinar esta receta en casa

Prepararla en casa permite ajustar todos los elementos según nuestras preferencias: cantidad de sal, intensidad del ajo, cremosidad de la salsa, punto de cocción de la pasta y tipo de proteína. Además, al elegir ingredientes de calidad y frescura, el resultado final es más sabroso, saludable y auténtico.

La versión casera también permite integrar ingredientes de temporada, reducir conservantes y aditivos, y adaptar la receta a distintas dietas o intolerancias alimentarias. Todo esto convierte esta receta en una base versátil que puede personalizarse una y otra vez, sin perder su atractivo reconfortante y su intensidad de sabor.

Tamaño de la porción
Valores nutricionales por porción (aproximadamente)
Calorias (kcal)
680
Carbohidrato (g)
42
Colesterol (mg)
155
Fibra (g)
2
Proteínas (g)
39
Sodio (mg)
580
Azúcar (g)
3
Grasa (g)
40
Grasa saturada (g)
20
Grasa insaturada (g)
18
Grasas trans (g)
0.4
Alérgenos

Alérgenos presentes en la receta:

  • Leche (nata, mantequilla, parmesano)
  • Gluten (pasta)

Consejos para eliminar alérgenos y el gluten:

  • Sustituir la nata por alternativas vegetales como nata de avena o de soja.
  • Usar queso parmesano vegano a base de anacardos o levadura nutricional.
  • Utilizar pasta sin gluten (a base de arroz, maíz o legumbres).
  • Cambiar la mantequilla por margarina vegetal sin lácteos.
Vitaminas y minerales

Vitaminas y minerales por porción (aproximadamente):

  • Vitamina A: 500 µg – Apoya la salud visual y el sistema inmunológico
  • Vitamina B6: 0.7 mg – Esencial para el metabolismo energético y cerebral
  • Vitamina B12: 1.2 µg – Fundamental para la producción de glóbulos rojos
  • Vitamina D: 1.8 µg – Favorece la absorción de calcio y la salud ósea
  • Calcio: 280 mg – Refuerza huesos y dientes
  • Hierro: 2.1 mg – Vital para el transporte de oxígeno
  • Magnesio: 50 mg – Regula la función muscular y nerviosa
  • Potasio: 430 mg – Equilibra líquidos y funciones neuromusculares
  • Zinc: 2.5 mg – Mejora la inmunidad y la cicatrización
Contenido de antioxidantes

Contenido de antioxidantes por porción (aproximadamente):

  • Parmesano (proteínas de leche curadas): 150 mg de polifenoles – Protege las células del daño oxidativo
  • Ajo (alicina): 200 mg – Potente antiinflamatorio e inmunoestimulante
  • Perejil (flavonoides): 180 mg – Favorece la desintoxicación y combate radicales libres
  • Aceite de oliva (oleuropeína): 300 mg – Mejora la salud cardiovascular y celular

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