Receta de masa danesa

Domina el arte de la masa danesa tradicional

Una base versátil, delicada y con sabor a mantequilla perfecta para tus mejores creaciones

La masa danesa, también conocida como "danish pastry", es una joya de la repostería que combina lo mejor de la técnica y el sabor. Su textura única, resultado de un laminado artesanal con mantequilla, y su delicada fermentación, hacen de esta masa una base incomparable para crear piezas dulces, sofisticadas y memorables. Con capas finas que se deshacen en la boca, un aroma envolvente a mantequilla fresca y una elasticidad que responde perfectamente a distintas formas y rellenos, es imposible resistirse a su encanto.

A diferencia de la masa de hojaldre clásica, la masa danesa se elabora con una base fermentada, enriquecida con leche, huevos y azúcar, lo que le aporta un interior esponjoso y sabroso. Al intercalar mantequilla fría mediante pliegues repetidos, se consigue una estructura laminada que da como resultado un producto horneado de aspecto dorado, textura crujiente y corazón tierno. Esta técnica, exigente pero sumamente gratificante, es la clave del éxito para lograr una verdadera delicia de panadería en casa.

Uno de los mayores atractivos de la masa danesa es su versatilidad. A partir de una sola receta base, es posible crear una gran variedad de piezas, desde espirales rellenas de crema o frutas, hasta trenzas, moños o cuadrados glaseados. Ya sea con mermeladas, crema pastelera, queso dulce, mazapán o frutas frescas, la masa danesa se adapta con elegancia y realza cada relleno con su sabor neutro pero envolvente. El equilibrio entre textura aireada y estructura firme permite una cocción homogénea y una presentación impecable.

Preparar masa danesa casera no solo garantiza un resultado mucho más sabroso que cualquier producto industrial, sino que también permite controlar los ingredientes y personalizar cada detalle. Elegir una buena mantequilla, utilizar huevos frescos y leche entera, cuidar los tiempos de fermentación y refrigeración, son pasos que marcan la diferencia. Además, nada iguala el aroma de una masa recién horneada, dorándose en el horno mientras llena la cocina de promesas dulces y cálidas.

La estética también forma parte esencial del éxito de un buen danés. Un laminado bien definido, una superficie brillante dorada gracias al huevo batido, y una forma precisa y cuidada, convierten cada pieza en una obra artesanal. Esta masa no solo destaca por su sabor, sino también por su capacidad de impresionar visualmente, siendo ideal para ocasiones especiales como desayunos festivos, brunches o meriendas refinadas.

Para lograr un resultado profesional, es indispensable respetar los tiempos de enfriamiento y fermentación, trabajar con ingredientes a la temperatura adecuada, y no precipitarse en el proceso de laminado. Cada etapa tiene su razón de ser, y el éxito radica en la paciencia y en una ejecución consciente. Quienes dominan este proceso, saben que el esfuerzo se ve recompensado con creces: una masa danesa casera bien elaborada no tiene comparación y abre un abanico de posibilidades creativas.

En los siguientes apartados, encontrarás el paso a paso detallado para crear tu propia masa danesa desde cero, junto con consejos técnicos y recomendaciones para lograr un laminado perfecto y un acabado digno de las mejores panaderías europeas.

Ingredientes de la receta
Leche entera 240 ml (1 cup)
Levadura fresca 25 g (0.9 oz) o levadura seca activa 7 g (2 ¼ tsp)
Azúcar blanco 50 g (¼ cup)
Sal 5 g (1 tsp)
Huevos (tamaño L) 2
Harina de trigo (tipo 000) 500 g (4 cups)
Mantequilla sin sal (para la masa) 50 g (3 ½ tbsp)
Mantequilla sin sal (para el laminado) 250 g (1 cup + 2 tbsp)
Yema de huevo (para pintar) 1
Agua (para mezclar con la yema) 15 ml (1 tbsp)
La cantidad producida por la receta.
Cantidad de porciones: 8
Instrucciones de preparación
  1. Activar la levadura: Calentar la leche a 37–40 °C (98–104 °F). Añadir el azúcar y la levadura, mezclar y dejar reposar durante 10 minutos hasta que esté espumosa.
  2. Hacer la masa: En un bol grande, mezclar la harina, la sal y la mantequilla blanda (50 g). Agregar la mezcla de leche y los huevos. Mezclar hasta obtener una masa pegajosa.
  3. Amasar: Transferir la masa a una superficie ligeramente enharinada y amasar durante 8–10 minutos hasta que esté lisa. Formar un rectángulo, cubrir con film transparente y refrigerar 1 hora.
  4. Preparar el bloque de mantequilla: Colocar la mantequilla (250 g) entre dos hojas de papel vegetal y extender con el rodillo hasta obtener un rectángulo de 20 x 15 cm (8 x 6 inch). Refrigerar hasta que esté firme pero flexible.
  5. Laminado inicial: Estirar la masa en un rectángulo de 40 x 20 cm (16 x 8 inch). Colocar la mantequilla en el centro y plegar los extremos de la masa sobre la mantequilla para cubrirla completamente.
  6. Primera vuelta: Estirar la masa a lo largo y doblar en tres como una carta. Envolver y refrigerar durante 30 minutos.
  7. Segunda y tercera vuelta: Repetir el proceso de estirado y doblado dos veces más, refrigerando 30 minutos entre cada una.
  8. Estirado final: Estirar la masa hasta un grosor de ½ cm (¼ inch). Cortar en las formas deseadas: rectángulos, espirales, trenzas.
  9. Rellenar (opcional): Colocar una cucharada de mermelada, crema pastelera o pasta de almendras en el centro de cada pieza.
  10. Fermentar: Disponer las piezas en una bandeja, cubrir y dejar levar durante 1–1,5 horas a temperatura ambiente hasta que estén esponjosas.
  11. Pintar y hornear: Precalentar el horno a 200 °C (390 °F). Mezclar la yema con agua y pincelar las piezas. Hornear de 15 a 18 minutos hasta que estén doradas.
  12. Enfriar y servir: Dejar enfriar sobre una rejilla. Opcionalmente, decorar con azúcar glas o glaseado.
Preparación
90 minutos
Cocinar / Hornear
18 minutos
Tiempo total
228 minutos

Técnicas modernas para reinventar la masa danesa clásica

Recomendaciones prácticas para mejorar el sabor, la textura y la versatilidad

La masa danesa es un referente en el mundo de la panadería, reconocida por su exquisita combinación de capas finas y textura aireada. Sin embargo, incluso los clásicos pueden ser perfeccionados. A partir de la receta tradicional, es posible realizar mejoras que elevan su valor culinario, ya sea para enriquecer el sabor, adaptarla a necesidades alimenticias específicas o evitar errores comunes durante el proceso.

Añadir ingredientes que potencian el sabor

Una de las formas más efectivas de mejorar el perfil gustativo de la masa danesa es mediante la incorporación de ingredientes aromáticos que complementen la mantequilla y la levadura sin enmascarar su delicadeza.

Incluir ralladura de naranja o limón aporta notas cítricas que combinan muy bien con rellenos de frutas o cremas. También se puede añadir vainilla natural, preferiblemente en pasta, que ofrece un sabor más intenso y auténtico que el extracto común. Para un toque especiado y cálido, una pizca de cardamomo o canela en la masa realza los matices del hojaldre, especialmente cuando se desea un perfil más otoñal o navideño.

Otra mejora sutil pero efectiva es el uso de azúcar moreno en lugar del azúcar blanco refinado. Esto aporta una dulzura más profunda, con ligeros tonos a caramelo, que se integra perfectamente con el sabor de la mantequilla y los rellenos suaves.

Por qué vale la pena hacerla en casa

Preparar la masa danesa en casa permite un control absoluto sobre los ingredientes, tiempos y técnicas, algo que rara vez se obtiene en los productos industriales. El uso de mantequilla de alta calidad, leche fresca y huevos orgánicos marca una gran diferencia en el resultado final.

Además, al hacerla uno mismo se evita el uso de aditivos, conservantes y grasas hidrogenadas, presentes en muchas versiones comerciales. El resultado es una masa más pura, fresca y con mejor digestibilidad. Nada puede competir con el aroma de una masa casera recién horneada, ni con su textura crujiente y centro tierno.

Errores comunes al preparar masa danesa

Uno de los errores más frecuentes es no respetar los tiempos de reposo entre pliegues. Si la masa o la mantequilla están demasiado calientes al momento de laminar, esta se mezcla con la masa y se pierde la definición de las capas. La clave está en mantener todos los elementos fríos y trabajar con rapidez.

Otro fallo habitual es amasar en exceso la masa inicial, lo que desarrolla demasiado gluten y hace que la textura final sea elástica pero menos ligera. Lo ideal es amasar solo lo necesario para unir los ingredientes y lograr una textura suave y elástica.

También es importante no sobrefermentar la masa antes del horneado. Si sube demasiado, puede colapsar al entrar al horno, perdiendo volumen y ligereza. Una fermentación equilibrada y controlada es esencial para obtener una estructura aireada y estable.

Opciones más saludables sin perder calidad

Para quienes buscan versiones más saludables de la masa danesa, existen opciones que permiten mantener la esencia del producto sin comprometer su calidad.

Sustituir parte de la harina blanca por harina integral (hasta un 30 %) mejora el contenido en fibra y nutrientes. Se recomienda equilibrar con líquidos adicionales para mantener la hidratación adecuada.

Para reducir el contenido calórico, se puede usar una menor cantidad de azúcar en la masa y optar por rellenos bajos en azúcar, como compotas caseras sin endulzar, puré de manzana o frutas frescas. Los edulcorantes naturales, como el sirope de agave o el eritritol, también pueden ser una alternativa válida.

En versiones sin lácteos, es posible utilizar mantequilla vegetal de repostería y bebidas vegetales sin azúcar como leche de avena o de soja. La textura del laminado se mantiene si se escoge un sustituto graso con punto de fusión similar al de la mantequilla tradicional.

Para quienes no consumen huevo, la masa se puede preparar utilizando aquafaba o mezclas de semillas de lino como reemplazo. Estos sustitutos no alteran la textura final si se utilizan en proporciones correctas.

Reforzar técnicas para un resultado profesional

La forma de plegar la masa influye directamente en la ligereza y el desarrollo de las capas. La técnica del doble pliegue (book fold) proporciona una laminación más fina y homogénea, ideal para lograr un resultado más delicado. Asimismo, permitir un reposo prolongado en frío (overnight proofing) desarrolla los sabores de forma más profunda y genera una textura aún más sedosa.

Al hornear, generar vapor en el horno (colocando una bandeja con agua caliente) mejora el desarrollo del volumen inicial y aporta brillo y color dorado a la corteza, sin necesidad de glaseados posteriores.

Diversidad de formas y rellenos para adaptarla a cualquier ocasión

La masa danesa es ideal para experimentar con formas creativas que no solo aporten variedad visual, sino que también influyan en la textura final. Formas como moños, nudos, trenzas o espirales permiten variar el centro de cocción y el equilibrio entre masa y relleno.

En cuanto a sabores, se puede ir más allá de lo clásico. Rellenos con pistacho, ricota con limón, chocolate amargo, frambuesas frescas o incluso combinaciones saladas (como queso crema con cebollino) abren un mundo de posibilidades para reinterpretar la receta tradicional.

Con estas adaptaciones, la masa danesa deja de ser solo una base para convertirse en un lienzo culinario donde cada elección suma carácter y distinción. Ya sea buscando una versión más gourmet, ligera o adaptada a intolerancias, este clásico se transforma sin perder su esencia.

Tamaño de la porción
Valores nutricionales por porción
Calorias (kcal)
440
Carbohidrato (g)
42
Colesterol (mg)
80
Fibra (g)
2
Proteínas (g)
9
Sodio (mg)
280
Azúcar (g)
8
Grasa (g)
28
Grasa saturada (g)
17
Grasa insaturada (g)
9
Grasas trans (g)
0.5
Alérgenos

Alérgenos presentes:

  • Gluten (harina de trigo)
  • Huevos
  • Lácteos (leche, mantequilla)

Sustituciones para eliminar alérgenos:

  • Sin gluten: Sustituir la harina por una mezcla sin gluten con goma xantana
  • Sin lácteos: Usar mantequilla vegetal y leche vegetal sin azúcar (soja o avena)
  • Sin huevo: Sustituir los huevos con aquafaba (3 cucharadas por huevo) o semillas de lino molidas (1 cucharada + 3 cucharadas de agua por huevo)
Vitaminas y minerales
  • Vitamina B1 (Tiamina): 0,35 mg – Apoya el sistema nervioso y el metabolismo
  • Vitamina B2 (Riboflavina): 0,25 mg – Importante para la piel y la vista
  • Vitamina D: 1,5 µg – Mejora la absorción de calcio y fortalece los huesos
  • Calcio: 85 mg – Fundamental para huesos y dientes
  • Hierro: 2,1 mg – Ayuda a transportar oxígeno en la sangre
  • Magnesio: 25 mg – Favorece la función muscular
  • Potasio: 140 mg – Regula el equilibrio hídrico y la presión arterial
  • Zinc: 0,9 mg – Refuerza el sistema inmunológico
Contenido de antioxidantes
  • Selenio: 11 µg – Protege las células del estrés oxidativo
  • Vitamina E: 1,8 mg – Preserva las membranas celulares
  • Luteína: 120 µg – Beneficia la salud ocular
  • Betacaroteno: 200 µg – Refuerza el sistema inmunológico y la salud de la piel

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