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Un plato de carne sencillo para todos los días: Muslos de pollo al horno con patatas

Los muslos de pollo al horno con patatas son un plato clásico y reconfortante que combina ingredientes sencillos con sabores ricos y profundos. Es una receta que resalta la perfección de una piel de pollo dorada y crujiente, con una carne jugosa y tierna, acompañada de patatas asadas que absorben todos los jugos sabrosos del pollo durante la cocción. Este plato es ideal tanto para una cena familiar acogedora como para ocasiones especiales, ya que fusiona el encanto rústico con una sensación de satisfacción hogareña.

El secreto para unos muslos de pollo perfectamente asados reside en el proceso de cocción lenta a la temperatura adecuada. Esto permite que la carne se cocine de manera uniforme, manteniéndose jugosa, mientras que la piel se vuelve crujiente y dorada. Los muslos de pollo, al tener un contenido de grasa ligeramente mayor que otras partes, adquieren más sabor y se mantienen más jugosos durante la cocción, especialmente si se marinan previamente. Una marinada hecha de aceite de oliva, ajo, hierbas frescas, jugo de limón y especias penetra en la carne, dándole un sabor profundo y una frescura aromática.

Las patatas, asadas junto al pollo, son una parte fundamental del plato. Se doran de manera perfecta por fuera, mientras que su interior se mantiene suave y esponjoso, gracias a los jugos del pollo que absorben durante el proceso de asado. Este contraste de texturas hace que las patatas sean irresistibles, ofreciendo un complemento ideal a la piel crujiente del pollo. Dependiendo del tipo de patatas utilizadas, ya sean patatas pequeñas y cremosas o patatas rojas más firmes, el plato puede ofrecer diferentes dimensiones de textura, todas igualmente deliciosas.

El condimento es clave en esta receta. Las hierbas frescas como el romero, el tomillo y el perejil aportan una frescura vibrante al pollo, mientras que la sal, la pimienta y el ajo le dan una base robusta y sabrosa. La adición de jugo o ralladura de limón no solo realza el sabor, sino que también ayuda a ablandar la carne, aportando una nota cítrica que equilibra la riqueza del pollo asado. Algunos cocineros optan por dorar brevemente los muslos de pollo en una sartén caliente antes de hornearlos, lo que garantiza una piel aún más crujiente.

Los muslos de pollo al horno con patatas son un plato muy versátil. Además de la combinación clásica con patatas, se pueden agregar otras verduras como zanahorias, calabacines, pimientos o cebollas al asado. Estas verduras se caramelizan de manera deliciosa junto al pollo, absorbiendo sus jugos y realzando el sabor general. El resultado es una comida completa en una sola bandeja, que combina proteínas, carbohidratos y verduras, haciéndola tanto sustanciosa como nutritiva.

A la hora de servir, este plato se complementa maravillosamente con una ensalada fresca y sencilla, hecha de tomates, pepinos y hojas verdes, que aporta un contraste refrescante a los sabores ricos y asados del pollo y las patatas. También se puede acompañar con una salsa de yogur con ajo y hierbas, que añade un toque cremoso y fresco que realza aún más el crujiente del pollo y la textura dorada de las patatas.

Los muslos de pollo al horno con patatas no son simplemente una comida; son una celebración de ingredientes sencillos y saludables que se unen para crear algo verdaderamente especial. Cada bocado ofrece la combinación perfecta entre el crujido de la piel del pollo, la suavidad de su carne y el sabor irresistible de las patatas asadas. Este plato es la representación perfecta del confort y la calidez, ideal para disfrutar en familia o en cualquier ocasión que merezca un toque especial de sabor casero.

Receta para Muslos de Pollo al Horno con Patatas

Ingredientes de la receta
4 muslos de pollo con hueso y piel: Mantienen la carne jugosa y sabrosa durante la cocción.
800 g (1.75 libras) de patatas: Patatas pequeñas o patatas grandes cortadas en trozos uniformes.
3 cucharadas de aceite de oliva: Para añadir sabor y ayudar a que la piel del pollo y las patatas se doren.
4 dientes de ajo picados: Para dar un sabor profundo y aromático.
1 cucharadita de pimentón: Aporta color y un toque ahumado suave.
1 cucharadita de tomillo seco o romero: Hierbas que complementan el pollo y las patatas.
Sal y pimienta al gusto: Para sazonar adecuadamente.
Perejil fresco picado (opcional para decorar): Para añadir frescura.
Gajos de limón (opcional): Para un toque fresco al servir.
La cantidad producida por la receta.
Esta receta es para 4 porciones
Instrucciones de preparación
  1. Preparar los Muslos de Pollo: Seca los muslos de pollo con papel de cocina para que la piel quede crujiente al hornearse. Sazona los muslos con sal, pimienta, pimentón y tomillo o romero. Frota los condimentos de manera uniforme sobre la piel y la carne del pollo. Agrega el ajo picado sobre los muslos para intensificar el sabor.
  2. Preparar las Patatas: Pela las patatas si es necesario y córtalas en trozos del mismo tamaño. Colócalas en un bol grande y mézclalas con aceite de oliva, sal, pimienta y los restos de ajo. Asegúrate de que las patatas estén bien cubiertas de aceite y condimentos para que se cocinen de manera uniforme y queden doradas.
  3. Montar el Plato: Precalienta el horno a 200°C (400°F). Coloca los muslos de pollo, con la piel hacia arriba, en el centro de una bandeja para hornear grande. Distribuye las patatas alrededor de los muslos en una sola capa para que se asen de manera uniforme.
  4. Hornear: Hornea durante 40-50 minutos. Los muslos estarán cocidos cuando alcancen una temperatura interna de 75°C (165°F) y la piel esté dorada y crujiente. Las patatas deben estar tiernas por dentro y doradas por fuera. Si deseas una piel más crujiente, puedes usar el gratinador (broil) durante los últimos 3-5 minutos, vigilando para que no se queme.
  5. Reposar y Servir: Una vez cocidos, deja reposar los muslos de pollo durante 5 minutos antes de servir, para que los jugos se distribuyan uniformemente. Decora con perejil fresco picado y sirve con gajos de limón para un toque de frescura opcional.
Preparación
15 minutos
Cocinar / Hornear
40 minutos
Tiempo total
60 minutos
Tamaño de la porción
Información Nutricional (por porción)
Calorias (kcal)
450
Carbohidrato (g)
30
Fibra (g)
4
Proteínas (g)
25
Sodio (mg)
700
Azúcar (g)
2
Grasa (g)
25
Grasa saturada (g)
6

Las siguientes son las implicaciones de estos valores nutricionales en nuestro cuerpo y salud, con una explicación detallada de cómo cada nutriente afecta las funciones corporales:

Calorías (Aproximadamente 450 kcal por porción):

Las calorías son esenciales para proporcionar la energía que el cuerpo necesita para llevar a cabo sus funciones vitales, como la respiración, la digestión y la actividad física. Una porción de este platillo aporta alrededor de 450 kcal, lo que es adecuado para una comida equilibrada que mantiene los niveles de energía a lo largo del día. Es una cantidad moderada que, junto con otros alimentos saludables, puede ayudar a mantener un peso estable cuando se equilibra con la actividad física.

Proteínas (25 g por porción):

Las proteínas son fundamentales para el crecimiento y la reparación de los tejidos, incluidos los músculos, la piel y los órganos. Además, contribuyen a la producción de enzimas, hormonas y anticuerpos, lo que fortalece el sistema inmunológico. Con 25 g de proteínas por porción, este platillo cubre una parte significativa de las necesidades diarias de proteínas, lo que es especialmente importante para personas activas, deportistas o aquellos que desean mantener o aumentar su masa muscular.

Grasas (25 g por porción, de las cuales 6 g son saturadas):

Las grasas desempeñan múltiples roles importantes en el cuerpo, como el almacenamiento de energía, la protección de los órganos internos y la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Este platillo contiene 25 g de grasas totales, lo que incluye 6 g de grasas saturadas. Si bien las grasas saturadas deben consumirse con moderación, ya que pueden aumentar los niveles de colesterol LDL (“malo”) si se consumen en exceso, la cantidad en este platillo es moderada y puede ser parte de una dieta equilibrada si se complementa con grasas saludables como las monoinsaturadas o poliinsaturadas.

Carbohidratos (30 g por porción):

Los carbohidratos son la principal fuente de energía del cuerpo, especialmente para el cerebro y los músculos. Con 30 g por porción, este platillo ofrece una cantidad moderada de carbohidratos, que proporciona energía de manera constante. Los carbohidratos son importantes para mantener niveles estables de glucosa en sangre y para respaldar la función física y mental diaria. Este nivel de carbohidratos es adecuado para una dieta equilibrada, especialmente cuando se combina con fibra para mejorar la digestión.

Fibra (4 g por porción):

La fibra es esencial para la salud digestiva, ya que promueve el tránsito intestinal regular, previene el estreñimiento y contribuye a mantener una flora intestinal saludable. Además, la fibra ayuda a reducir los niveles de colesterol y estabilizar el azúcar en la sangre, lo que beneficia la salud cardiovascular y metabólica. Con 4 g de fibra por porción, este platillo contribuye significativamente al objetivo diario de fibra, que oscila entre 25 y 30 g, ayudando a mejorar la saciedad y la salud digestiva en general.

Azúcares (2 g por porción):

El bajo contenido de azúcar (2 g) en este platillo es beneficioso para controlar el azúcar en sangre y reducir el riesgo de picos glucémicos, especialmente en personas con diabetes o aquellos que siguen una dieta baja en azúcar. Los azúcares presentes son naturales y en cantidades insignificantes, lo que hace que este platillo sea una opción saludable para aquellos que buscan limitar el consumo de azúcares añadidos.

Sodio (700 mg por porción):

El sodio es necesario para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo, regular la presión arterial y garantizar un funcionamiento adecuado de los músculos y nervios. Sin embargo, un consumo excesivo de sodio puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Con 700 mg de sodio por porción, este platillo proporciona aproximadamente un tercio de la ingesta diaria recomendada de sodio, por lo que es importante vigilar la cantidad de sodio en el resto de las comidas durante el día.

Potasio (900 mg por porción):

El potasio es un mineral esencial que ayuda a regular el equilibrio de líquidos, contribuye al buen funcionamiento de los músculos y nervios, y juega un papel importante en la regulación de la presión arterial. Con 900 mg de potasio, este platillo proporciona una cantidad considerable de este mineral, lo que es beneficioso para contrarrestar los efectos del sodio en la presión arterial y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También ayuda a prevenir calambres musculares y favorece una buena salud cardiovascular.

Vitamina C (30% del valor diario recomendado):

La vitamina C es un potente antioxidante que fortalece el sistema inmunológico, ayuda a la reparación de tejidos y favorece la absorción de hierro. Además, es clave para la producción de colágeno, que es esencial para la salud de la piel, los vasos sanguíneos y los huesos. Al aportar el 30% de las necesidades diarias de vitamina C, este platillo ayuda a mantener una respuesta inmunitaria adecuada y promueve la regeneración celular.

Vitamina A (10% del valor diario recomendado):

La vitamina A es fundamental para el mantenimiento de la visión, la salud de la piel y el buen funcionamiento del sistema inmunológico. También desempeña un papel importante en la protección contra infecciones. Con un 10% del valor diario recomendado, este platillo contribuye a mantener una visión saludable y apoyar las defensas naturales del cuerpo.

Hierro (15% del valor diario recomendado):

El hierro es crucial para la producción de hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos que transporta oxígeno por todo el cuerpo. Un nivel adecuado de hierro previene la anemia, que puede causar fatiga, debilidad y dificultades de concentración. Este platillo aporta el 15% de las necesidades diarias de hierro, lo que favorece una correcta oxigenación de los tejidos y apoya la producción de energía.

Este platillo proporciona un equilibrio saludable de macronutrientes y micronutrientes esenciales para apoyar diversas funciones corporales. La cantidad adecuada de proteínas contribuye a la regeneración muscular, mientras que los carbohidratos y las grasas proporcionan la energía necesaria para las actividades diarias. Las vitaminas y minerales, como el hierro, el potasio y la vitamina C, fortalecen el sistema inmunológico, mejoran la salud cardiovascular y apoyan la producción de energía y la reparación de tejidos. El bajo contenido de azúcares y la moderación en el sodio hacen que este platillo sea una opción saludable dentro de una dieta equilibrada.

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